sábado, 7 de enero de 2012

Tolerar no es permitir

No es la primera vez, seguramente tampoco la última, que me toca participar en una discusión acerca del concepto, tan querido para quienes estamos en francmasonería, de tolerancia. Suele producirse normalmente entre quienes acaban de entrar en la Sociedad con alguno de los que llevamos ya algún tiempo tratando de pulir nuestra piedra bruta, lo que no quiere decir más que una de las cuestiones que primera debe olvidar el iniciado son aquellas que se refieren a los sobreentendidos o una cierta displicencia o mal disimulado sentido de la superioridad.

Arguyen quienes no entienden el concepto masónico de la tolerancia que se trata de una cuestión que indica soberbia o cuando menos la creencia de encontrarse en una posición éticamente superior de quien dice tolerar. La verdad es que el diccionario de la RAE es meridianmente claro aunque la luz, como casi siempre, se encuentre al final de las entradas referidas a este término: "Respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias".

No es que yo, tú o ella/el toleremos nada a nadie, simplemente es que respetamos su manera de entender la vida aún cuando no estemos de acuerdo con sus planteamientos. Todo ello, evidentemente, partiendo de la base de que existen líneas rojas que no deben ser traspasadas. Líneas rojas que suelen ser diáfanas y que únicamente desde un buenismo estúpido se ven difusas o, simplemente, se niega su existencia. Cuales son esas líneas rojas lo dejaré para más adelante pues me interesa ahora incidir en una cuestión que sí considero importante y pertinente en esta discusión, la diferencia entre tolerar y permitir.

En este punto la RAE nos muestra la luz al principio de su entrada al respecto: "Dicho de quien tiene autoridad competente: Dar su consentimiento para que otros hagan o dejen de hacer algo". es decir se permite desde la autoritas mientras que se tolera desde la fraternitas. Se tolera a quien consideramos un igual, a quien somos capaces de ponernos en su lugar. La tolerancia es fruto de la empatía ya que únicamente desde ésta seremos capaces de establecer una relación que nos lleve a sentarnos en la misma mesa con quienes podemos discrepar profundamente entendiendo su derecho a pensar de manera diferente a la nuestra.

Es importante entender la interrelación existente entre tolerancia y fraternidad ya que es la mejor manera de romper la ecuación en la que se equipara aquella con una posición de poder. 

Hablaba  un poco más arriba de las líneas rojas de la tolerancia, creo que son obvias por más que algunos se empeñen en difuminarlas hasta hacerlas desaperecer. No debemos tolerar ni una sola posición que suponga el menor menoscabo de los Derechos Humanos, no debemos hacerle la vida fácil al intolerante, no debemos permitir actitudes homófobas, no debemos dejar paso a actitudes machistas, no debemos permitir la violencia, ningún tipo de violencia pero sobre todo aquella que se ceba en los más débiles de nuestra sociedad. Tenemos la obligación de poner todo nuestro afán en la eliminación de cualquier dogmatismo, no son mejores aquellos que tenemos más cercanos de los que nos resultan más alejados, todos ellos nacen del mismo tronco y por tanto persiguen el mismo fin, el control y la dominación del ser humano. No caigamos en el buenismo, el mal existe y no puede ser tolerado ni tan siquiera pensando en una hipotética transformación.





 

3 comentarios:

Lapalancadelcaos dijo...

Pero ojo con elevar a categoría de dogma la construcción de la libertad :)

Por otro lado las construcciones de grandes hombres y mujeres han venido de vez en cuando del dogmatismo de la voluntad de una pasión , y no digo que la fiebre de esa idea no haya quemado seres humanos, pero su empuje a transformado el mundo.

Corzo dijo...

Querido "LaPalancadelCaos", elevar a la categoría de dogma nada, nunca. Por ahí se empieza perdiendo la libertad y se suele acabar muy mal

s2r3a dijo...

Recordar un párrafo de Leon Nisand en "Diez planchas... " sirve como broche a esta buena reflexión. Dice así: ... "“Tolerancia” no significa: aceptación de todo y de cualquier cosa. Podemos observar que los candidatos a la tiranía invocan siempre la “tolerancia” de aquellos cuya desconfianza quieren paralizar. Pero cuando los intolerantes llegan así a apoderarse del poder, es demasiado tarde para reaccionar, porque el rodillo compresor del sistema totalitario no libera nunca, naturalmente, a los imprudentes incondicionales de la “tolerancia”.
“Tolerancia” no es una palabra refugio sino un estado de hecho."

TAF. Ricardo.