lunes, 5 de noviembre de 2012

Masonería: No a la violencia de género

Nos hacemos eco del comunicado de la Federación Francesa de nuestra Orden que sobre la violencia de género hacía público días pasados. No es necesario decir que nos sumamos en todos sus términos a lo que en él se expresa máxime si tenemos en cuenta que nuestro país no se encuentra, desgraciadamente, libre de esta plaga que es la violencia de género y que se pùede hacer extensiva a otros tipos de violencia relacionada con el género.

La Federación Franacesa de la Orden Masónica Mixta Internacional le DROIT HUMAIN (El DERECHO HUMANO) ha publicado, desde el año 2002, propuestas tendentes a luchar contra la plaga de la violencia que sufren las mujeres. Comprendían sobre todo medidas preventivas como la introducción de este problema en la formación inicial y continua de todos los profesionales concernidos por el problema ( jueces, magistrados, cuerpos de seguridad, abogados y abogadas, trabajadores sociales, docentes ....) la generalización de la información en el medio escolar sobre el respeto mutuo entre chicas y chicos y la desaparición de los estereotipos en los manuales escolares. Se preconizaba en ellas igualmente, asegurar de un modo real y eficaz la ayuda a las víctimas mediante el refuerzo de los medios económicos con los que se dota a los organismos competentes en esta materia.

Reafirmamos que la violación es la expresión más violenta de la relación de dominio del hombre sobre la mujer y debe ser considerado como un crimen y tratado como tal mediante la aplicación de las leyes en vigor. La primera Orden Masónica Mixta, considerando que la mixidad es una condición necesaria para el progreso de la humanidad, ha sido fundada sobre el principio de igualdad absoluta entre hombres y mujeres. La mixidad es condición indispensable para que la humanidad progrese. Es indispensable que las mujeres se beneficien de iguales prerrogativas y obligaciones que los hombres. Una sociedad justa y fraterna no puede tolerar ninguna forma de violencia sea manipulación, rechazo, humillaciones y agresiones de cualquier tipo contra las que es necesario luchar.

16 de octubre de 2012

La Fédération Française de l’Ordre Maçonnique Mixte le DROIT HUMAIN avait dès 2002 publié des propositions permettant de lutter contre le fléau des violences faites aux femmes. Elles comportaient surtout des mesures préventives comme l’inscription de ce problème dans les formations initiales et continues de tous les professionnels concernés ( magistrats, policiers, avocats, gendarmes, médecins, travailleurs sociaux, enseignants….), la généralisation de l’information en milieu scolaire sur le respect mutuel entre garçons et filles et la disparition des stéréotypes de comportement dans les manuels scolaires. Elles préconisaient également d’assurer de manière réelle et efficace l’aide aux victimes en renforçant les moyens financiers dévolus aux organismes compétents dans ce domaine.
Elle réaffirme que le viol est l’expression la plus violente du rapport d’emprise et de domination de l’homme sur la femme et doit être considéré comme un crime et traité comme tel par l’application des lois en vigueur.
Le premier Ordre Maçonnique Mixte, considérant que la mixité est une condition nécessaire au progrès de l’humanité, a été fondé sur le principe, de l’égalité absolue entre hommes et femmes. La mixité est une condition nécessaire au progrès de l’humanité. Il est indispensable que les femmes bénéficient des mêmes prérogatives et des mêmes obligations que les hommes. Une société juste et fraternelle ne peut tolérer aucune forme de violence telle que manipulations, déchéances, humiliations et agressions contre lesquelles il convient de lutter.

jueves, 1 de noviembre de 2012

¿A la Gloria de la Humanidad y al Progreso del Gran Arquitecto?

Discúlpeseme el título, pero es la humorada que se me ocurre para ese doble llamamiento de A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo y al Progreso de la Humanidad con el que se comienzan algunas planchas y se abren en ocasiones los trabajos en L.·. Llamamiento, que en una de sus versiones admite sólo el de al Progreso de la Humanidad, pues si lo redujéramos a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo su proponente tendría una advertencia muy seria del V.·.M.·., y con razón, pues estaría contraviniendo uno de los principios básicos de la Masonería Universal: su dedicación a la mejora del género humano.
Es el Progreso de la Humanidad el eje por el que cualquier masón, sea de la Obediencia que sea, regular o liberal, hombre o mujer, se reconoce en su H.·. o Hna.·. como tal y es, así, reconocido.
Cualquier otra distinción: la mixicidad, el rito, la creencia deísta o teísta o ninguna creencia, el símbolo… será motivo de diferencia en la interpretación, la valoración, la importancia que le demos y por ende, motivo de lejanía, por más que tantas otras cosas nos unan.
Entonces, ¿por qué mantener una invocación que no une más de lo que la Masonería en sí lo hace? ¿Qué virtud tiene esa invocación al GADU para que se mantenga? ¿Acaso su desaparición privaría al H.·. de su creencia? ¿Acaso se le haría de menos en la L.·.? ¿Perdería importancia su trabajo y su pensamiento en el T.·.? No lo creo.
Soy consciente de que puestas a la inversa estas preguntas, sobre si la mención a GADU hace al ateo o al agnóstico sentirse menos fraterno o incómodo con su H.·. o Hna.·. creyente tendría la misma respuesta: No.
Entonces, ¿por qué plantear su eliminación como invocación ritual en las planchas y trabajo en L.·.? Pues, en mi opinión, porque no aporta nada al trabajo que hacemos. Porque está en el origen del cisma de la masonería en el XIX. Pero sobre todo, porque es un “metal”, y si dejamos fuera del T.·. los “metales” ¿qué sentido tiene que lo introduzcamos como apertura de los trabajo? Me parece que es un contrasentido.
Cierto es que esa invocación tan etérea de Gran Arquitecto, tan llena de interpretaciones, desde la más cercana a un ser superior antropomorfo, pasando por la de una fuerza cósmica, a la de una partícula quántica -pues una característica del librepensamiento es su capacidad para ir de lo más concreto y empírico a lo más amplio y simbólico-, es la forma más sincrética que pudiera aceptar cualquier creyente.
Y si esto es así -que a lo mejor no-, ¿es la fórmula del GADU el mínimo común denominador en que cualquier masón, con un sentido de la trascendencia, se siente cómodo? O ¿algunos preferirían una mención más expresa y personal, más reconocible en la iconografía? No lo sé. Pero me llama la atención la defensa que se hace de esa parcela del libre pensamiento ligada a la invocación de algo tan polimorfo. Algo que lo es todo y es nada en concreto.

Y más en una Obediencia en la que se dan por superadas las Constituciones de Anderson, tanto en el papel que le niega  a la mujer como en su apertura a cualquier ser humano sin importar su creencia religiosa o ausencia de ella; quedando como una recomendación en su Constitución y Reglamento el emplear las dos invocaciones: a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo y al Progreso de la Humanidad o, sólo, la segunda; pero en ningún caso la primera sin la segunda. Lo que vendría a indicarnos que nuestro objetivo no es GADU, sino la Humanidad.

En mi opinión, es una concesión, que como la carga de profundidad que la Constitución española de 1978 se tragó con la mención a la Iglesia católica en su texto, tras declarar solemnemente que “ninguna religión tendrá carácter estatal”, -si no la “tendrá”, ¿para qué la mencionas?- introduce un ruido en el trabajo del T.·.

Si la opción de creer o no creer en GADU es una facultad libérrima de la conciencia de cada masón, ¿no lo tendría, en cualquier caso, presente si no lo menciona? ¿Necesita GADU que alguien trabaje a su gloria? ¿Para qué poner al GADU al inicio de trabajos, planchas…? No lo entiendo.

Y esta es mi opinión, dicha sin la intención de incomodar a ningún H.·. o Hna.·., que GADU aparte, me son más queridos que la desaparición de este, para mí, “ruido”.

Ricardo.