Un libro recomendable en la profundización y descubrimiento de lo mixto, del reencuentro del ser humano. Más allá de ser una asociación de mujeres y hombre o grupos de hombres que admiten mujeres, las logias mixtas han de ser espacios de emancipación humana para lograr la armonía y la igualdad.
"Calibán y la bruja". Mujeres, cuerpo y acumulación originaria"
de Silvia Federici
De la emancipación de la servidumbre a las herejías subversivas, un hilo rojo recorre la historia de la transición del feudalismo al capitalismo. Todavía hoy expurgado de la gran mayoría de los manuales de historia, la imposición de los poderes del Estado y el nacimiento de esa formación social que acabaría por tomar el nombre de capitalismo no se produjeron sin el recurso a la violencia extrema. La acumulación originaria exigió la derrota de los movimientos urbanos y campesinos, que normalmente bajo la forma de herejía religiosa reivindicaron y pusieron en práctica diversos experimentos de vida comunal y reparto de riqueza. Su aniquilación abrió el camino a la formación del Estado moderno, la expropiación y cercado de las tierras comunes, la conquista y el expolio de América, la apertura del comercio de esclavos a gran escala y una guerra contra las formas de vida y las culturas populares que tomó a las mujeres como su principal objetivo. Al analizar la quema de brujas, Federici no sólo desentraña uno de los episodios más inefables de la historia moderna, sino el corazón de una poderosa dinámica de expropiación social dirigida sobre el cuerpo, los saberes y la reproducción de las mujeres. Esta obra es también el registro de unas voces imprevistas (las de los subalternos: Calibán y la bruja) que todavía hoy resuenan con fuerza en las luchas que resisten a la continua actualización de la violencia originaria.
Es profesora en la Hofstra University de Nueva York. Militante feminista
desde 1960, fue una de las principales animadoras de los debates
internacionales sobre la condición y la remuneración del trabajo
doméstico. Durante la década de 1980 trabajó varios años como profesora
en Nigeria, donde fue testigo de la nueva oleada de ataques contra los
bienes comunes. Ambas trayectorias confluyen en esta obra.
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