Quisiera comenzar mi artículo con una sucesión de “perlas” proferidas por algunos ejemplares de la Jerarquía católica, en un momento en que se han destapado escándalos que afectan a sacerdotes de Irlanda, Alemania, Austria y Países Bajos, que se añaden a los anteriores descubiertos en USA.
La primera de dichas perlas corresponde al obispo de la ciudad mexicana de San Cristóbal, Felipe Arizmendi, cuyas declaraciones textuales son: "Es reconocer que la liberalidad sexual que ha habido en el mundo en general sí ha disminuido las fuerzas morales con que nosotros tratamos de educar a los jóvenes en los seminarios", "Ante tanta invasión de erotismo no es fácil a veces mantenerse fiel tanto en el celibato como en el respeto a los niños", "Que cualquier esposo o esposa sean fieles en su matrimonio es muy difícil (...) es muy difícil para un sacerdote mantenerse casto y célibe cuando hay tanto incentivo en sentido contrario”.
Por otra parte el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez nos obsequió con lo siguiente: "Puede haber menores que sí lo consientan y, de hecho, los hay. Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan. Esto de la sexualidad es algo más complejo de lo que parece".
En cuanto a la homosexualidad, Álvarez señala: “Han demostrado muchos sicólogos, muchos psiquiatras, que no hay relación entre celibato y pedofilia, pero muchos otros han demostrado, y me han dicho recientemente, que hay relación entre homosexualidad y pedofilia” Y añade: “Estadísticamente, dos de cada tres casos de abusos y malos tratos se dan en las familias”.