miércoles, 31 de agosto de 2011

Retrato de un verdadero masón

El masón verdadero y universal, ciudadano del mundo entero, no es extranjero en ningún país, sin el auxilio de la voz, habla y se hace entender, ve sin la ayuda de los ojos, se le reconoce por marcas infalibles, y aún más por sus virtudes. Hombre honesto, ejerce los preceptos de la humanidad entre todos y, de manera particular, con sus HH∴, con los que está ligado por un secreto inviolable.
Maestro de sí, libre sin licencia, alegre sin indecencia, sobre la ruina de las pasiones, eleva templos a la virtud.
Sostenido por la Fuerza, instruido por la Sabiduría, decorado por la Belleza, él solo puede glorificarse de poseer el gran arte de disfrutar de la vida sin abusar. Heredero de las costumbres y bondades de la edad dichosa en la que la loca ambición de la ciega fortuna no tenía altar en el corazón de los humanos, en la que no era grande más que la virtud, y sólo la paz y la satisfacción interior eran riqueza.
En fin, los masones componen, bajo las mismas leyes un incontable pueblo de hermanos dispersos por todas las partes del globo que saben respetar los derechos, las religiones y a los soberanos a los que la providencia les ha sometido.
Tal es el retrato de un verdadero Masón.


Citado por Irene Manguy en su libro Symbolique des grades de perfection et des ordres de sagesse, traducción de los cuadernos originales de la Muy Respetable Logia Maestra Escocesa de Edimburgo. Manuscrito de Bayreuth 7760-32, refiriendose al grado XIV del R. E. A.y A., Gran Escocés de la Bóveda Sagrada de Jacobo VI (Gran Elegido y Perfecto Masón)

sábado, 27 de agosto de 2011

La explicación

En algunas ocasiones nos encontramos con situaciones en las que la actuación de un masón no se corresponde con lo que se supone son los valores de la Masonería. En esos casos escuchamos que una cosa es la masonería y otra elmasón”, que todos somos humanos, que todos tenemos mucho que pulir en nuestra piedra, que una cosa es estar en masonería y otra ser masón. Lo entiendo. Lo que no entiendo es que eso sirva como explicación y ahí acabe todo. Porque supongo que eso es lo mismo que podemos decir de ser cristiano, ser socialista, ser liberal, ser musulmány que en todas se dan esta misma situación: definirsecómo…” y actuartal que…”

Y entiendo que ver esa diferencia entredeciryseres la que se acumula en cualquiera de nosotros hasta que se llega a una crisis personal de insatisfacción insuperable, y por la que se decide abandonar la religión, el partido, la asociación y buscar, en el mejor de los casos, otra vía, o caer en el desesperanzado tópico deltodos son iguales”.

También he oído decir que hay un métodomasónico-, que se va entendiendo según se progresa, que la impaciencia no es buena, que hay gente que se acerca a la masonería por motivos equivocados, que no todos son aptos para estar en masonería. Lo entiendo. Pero entonces ¿cómo es que llegaron a entrar? ¿Cómo es que se les vio comobuenas piedras para el templo”, y luego han dejado de serlo? ¿Qué pasó entre ese momento iniciático lleno de emociones y la desilusión posterior, a veces llena de resentimiento? ¿Se equivocaron al pedir el ingreso? ¿Nos equivocamos al aceptarles? ¿Nos equivocamos al guiarles? ¿Nos equivocamos al no retenerles? Supongo que es una mezcla de todas ellas.

No somos tantos como para que la pérdida de un eslabón de la cadena me parezca un asunto menor, nos afecte tan poco como me da la sensación, nos produzca tan ligero debate y se resuelva en una aplicación de los reglamentos. Y aún si fuésemos miles, que tampoco veo deseable que sea un objetivo per se, la energía, que se emplea, por ambas partes, en pedir el ingreso y en evaluar éste, sea un asunto que no deba inquietarnos cuando vemos los resultados en tan corto tiempo de vida masónica de algunos hermanos. Se impone una reflexión.

El equivocarse, tanto el que pide el ingreso como los que lo aceptamos, es una circunstancia que puede darse en un limitado número de casos. Cuando ese número pasa a ser alto deberíamos revisar cómo estamos trabajando. Y este asunto nos afecta a todos: desde aprendices a maestros. A los aprendices, pidiendo orientación y aceptándola; a los compañeros, igual; y a los maestros, sirviendo de modelo, y si desempeñan un oficio, el que sea, cuidando de que sea con la implicación y compromiso que el mismo pide.

Ricardo.

miércoles, 24 de agosto de 2011

La espiral


Un día comencé a caminar sin tener una idea demasiado clara de hacia adonde me llevaría aquella senda por la que decidí encaminar mis inseguros pasos de Aprendiz masón, pasó el tiempo y mis pasos me llevaron, curiosamente, a un punto que aparentemente era el mismo en el que había comenzado mi camino. ¿Había caminado en círculo? Podría jurar que había avanzado algo aunque a la vista de mi ubicación tenía mis dudas. Miré, traté de situarme y pude advertir que me encontraba en un punto desde el que se vislumbraba el inicio de mi viaje. Bueno, me dije, parece que al menos has avanzado algo y con la extraña sensación de que caminaba pero sin conciencia clara de hacia donde ni de que manera, continué mi andadura.

Una nueva etapa y la misma sensación, la misma verificación y el mismo resultado. 

Cada parada me dejaba en la vertical de las anteriores por lo que deduje que, de alguna manera, rehacía el camino andado aunque desde perspectivas diferentes, paisajes nuevos, nuevas enseñanzas, nuevas interrogantes. Llegué a la conclusión de que el camino iniciático no se trata de algo lineal, ni tan siquiera un viaje en el que se avanza y retrocede, se prueba, se comete un error y se vuelve a empezar. No, el camino es continuo, no hay vuelta atrás, tampoco se ve el final. Se trata, parece, de una especie de vía que se asemeja a un tornillo sinfín, una espiral en fin.

Con el paso del tiempo se va comprendiendo la imposibilidad de alcanzar alguna vez el final de nuestra andadura, el Conocimiento es algo inalcanzable y por eso debemos tener claro que el camino del masón es el del eterno aprendizaje, ir tomando pequeñas porciones de conocimiento que nos  permitan mejorar personalmente y con ello ayudar al Progreso de la Humanidad.

De paso comprendí la futilidad de la discusión acerca del símbolo que adorna alguno de nuestros iconos, la famosa G, esa que para algunos es la inicial del término inglés Good, para otros Gnosis, primera letra de eso que puede ser concepto o acrónimo GADU o G.·.A.·.D.·.U.·., inicial de Gea .... en fin cualquiera de las múltiples explicaciones que se buscan para explicar la existencia de esa G y a la que yo, gracias a la Ha.·. Thérèse Willekens, acabo de descubrirle una más: el resultado de un error de transcripción de algún tipógrafo que creyo ver una G donde únicamente había una espiral, la que representa el camino por el que discurren los pasos de todo iniciado en masonería. Bueno, o quizás tampoco sea esto o quizás lo sea  además y de la misma manera que cualquiera de aquellas otras interpretaciones. Aquí todo es símbolo y, afortunadamente, no sujetos a dogma alguno y abiertos a la especulación personal.


He dicho

sábado, 20 de agosto de 2011

La influencia del ritual en la formación masónica


El ritual en su parte exotérica, externa, es el conjunto de ceremonias con que los masones ordenamos nuestras TT:., se trata del vestimento, del traje y de la herramienta de la que nos servimos para que nuestro trabajo fructifique. Puede quedarse sólo en la parte visible y no ser más que una mera ceremonia vacía de todo contenido o puede ser el método con el que progresemos en nuestro trabajo de mejoramiento personal y de búsqueda de una sociedad mejor en la que todos los seres humanos seamos Libres, Iguales y la Fraternidad sea la fórmula de convivencia, la utopía en fin.

Como ya he dicho el ritual puede quedarse en las formas deviniendo, entonces, en algo vacío y sin más sentido que el estético para quienes gusten de las ceremonias, no distinguiéndonos de quienes, en cualquier religión, no van más allá de las formas externas, conveniencias sociales en fin sin mayor sentido que la satisfacción personal o la adopción de vivencias puramente exotéricas.

Si, por el contrario, el masón o la masona interioriza el rito tendrá a su disposición una poderosa herramienta con la que ir moldeando su piedra bruta y adentrarse en el camino de la perfección y de búsqueda del conocimiento que es la masonería. En este caso estaríamos en presencia de un método de trabajo que nos iría modelando nuestra personalidad de acuerdo con las especificidades de nuestra Orden.

Si optamos por la segunda opción, la primera no sería admisible en un verdadero masón más que en sus primeros estadios de vivencia masónica (Aprendiz), es necesario que interioricemos cada uno de los elementos que componen nuestro ritual y que, más allá de un concepto de belleza estética, sepamos encontrar en cada una de sus partes una aplicación práctica de cara a nuestro transitar por el mundo profano.

Cuando ingresamos en masonería, nuestra etapa de aprendices, la fogosidad es la norma. Trabajamos de forma impetuosa e irreflexiva, nos cuesta trabajo acatar la regla del silencio, quisiéramos estar en todos los debates y poner de manifiesto nuestros puntos de vista sobre todo lo que se discute en logia. El método masónico nos obliga a mantener silencio, en algunos talleres ni tan siquiera es permitido que los Aprendices o Aprendizas den lectura a sus trazados, a escuchar y a reflexionar. La comunicación Vigilante-Aprendiz/a es el sistema natural para encauzar nuestra vehemencia. El asistir con atención al desarrollo de las Tenidas ayuda a comprender otras cuestiones inherentes al método masónico: respeto a los argumentos del otro, el debate sereno, abandonar la polémica para entrar en un estadio que nos permita construir a partir de los postulados del resto de los hermanos/as que van interviniendo en el debate. Lo que podríamos denominar un trabajo cooperativo de construcción intelectual.

Si el paso por el Primer Grado supone una etapa de aprendizaje y, sobre todo, de adaptación a una nueva forma de entender el trabajo intelectual, la estancia en el Segundo Grado simbólico nos prepara para el siguiente peldaño ya que nos permite expresarnos con total libertad aunque observando siempre las normas, petición de palabra y espera, siempre la paciencia, a que esta nos sea concedida. Aún aquí algunos resortes nos hacen caer en la irreflexión y levantarnos antes de que nuestro Vigilante, tras el permiso del V:.M:., nos invite a expresar nuestra opinión. Pequeñas imperfecciones que nos hacen ver que nuestra obra no está completa, la piedra sigue exigiendo ser trabajada.

Llegados al Tercer Grado simbólico, estación de ninguna parte, hemos alcanzado la plenitud de nuestro ser masónico. Es llegado el momento en que lo aprendido hasta este momento deba ser puesto en práctica de manera continua. Nuestra actuación debe servir de ejemplo a nuestros HH/as:. de los primeros grados y, por ello, nuestra actitud debe ser de respeto hacia todos los miembros del taller, el comedimiento debe ser nuestra norma de vida y las aportaciones al trabajo común deben ser una de nuestras preocupaciones, no es de recibo que, tras alcanzar la maestría, alguien piense que acaba de ser exonerado de sus obligaciones. Quien así actúe está claro que no ha entendido nada del método masónico.

Llegados a este punto habremos comenzado a vislumbrar el camino por el que continuar nuestra andadura, el conocimiento reflexivo de las cosas, la conciencia masónica.

He dicho

martes, 16 de agosto de 2011

La humildad en Franklin

Tenía el compromiso con el editor de este blog de enviar un trabajo sobre la ética y el dinero, y a ello me puse. Y en esas estaba, cuando hojeando un libro de Franklin “El libro del hombre de bien” me encuentro con la relación de virtudes que decide practicar, que si en principio había establecido en doce amplió, luego, a trece, por consejo de un amigo cuáquero; que como el mismo Franklin cuenta “hizo el favor de advertirme que yo era generalmente considerado como un hombre altivo, que el orgullo se manifestaba con frecuencia en mi conversación; que en una discusión no me contentaba con tener razón, sino que también me volvía presumido y aun insolente; de todo lo cual me convenció citándome muchos ejemplos.”

Y viéndose reflejado en el espejo de los ejemplos y haciéndose Franklin consciente de este comportamiento decidió imponerse como “ley abstenerme de toda contradicción directa de las opiniones de los demás, o toda aserción positiva a favor de las mías.” Y decidió desterrar de su lenguaje las formas fijas y decisivas o definitivas de opinar como “ciertamente, sin duda alguna, etc.,” sustituyéndolas por “presumo, imagino, me parece que […] por ahora esto me parece así.”

Y cuenta que, privándose del placer de contradecir a su interlocutor cuando escuchaba cosas que le parecían absurdas, empezó a tener conversaciones más placenteras, encontraba menos resistencias a sus ideas y lograba convencer con más facilidad a los otros. “El tono modesto con que proponía mis opiniones les daba una acogida más pronta y con menos contradicciones. Experimentaba menor mortificación cuando me equivocaba, y conducía con más facilidad a los otros a abandonar sus faltas y a hermanarse conmigo cuando tenía razón.”

Por último, Franklin nos avisa de que en esta pelea con el orgullo personal “quizá la más difícil de domar” no caigamos en la falsa humildad, ya que teme que en sus Memorias “quizá me ensoberbecerá la humildad.”

No está este libro pensado para orientar a nadie en la L.·., ni para instruir en masonería pero bien pudiera servir para guiarnos a muchos en nuestro comportamiento como masones dentro y fuera; para ver cómo un masón lleva a su vida profana su vida masónica y viceversa. Cómo lo trabajado en la L.·. aporta luz a lo que sucede fuera y al comportamiento social del masón en su entorno.

Ricardo C.M.

viernes, 12 de agosto de 2011

lunes, 8 de agosto de 2011

La masonería secular frente a la crisis planetaria ( y III)

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Y aunque únicamente tuviera en su haber el fomento de la bondad para todos los seres humanos cualesquiera que estos sean, ya merecería el respeto y el apoyo de todos.


¡El único título al que un Francmasón debe aspirar y que puede honrar a toda la Francmasonería , es el de ser  "buena persona", en el sentido literal del término! A partir de ello saldrá, quizás -de tarde en tarde- esa gran persona que la sociedad necesita imperiosamente.....


Finalmente, la actividad masónica se desarrolla simultáneamente en dos dimensiones principalmente:
  • una progresión personal hacia el conocimiento
  • la participación en una suerte de coporación fraterna, que funciona como un hogar ejemplar para la familia humana gracias a la diversidad de sus numerosas facetas culturales. 
1)Trabajar sobre uno mismo con la vista puesta en la superación personal......
 
Pero, para valorarse, se debe tener un conocimiento objetivo de lo que se trata....
Se escucha en ocasiones citar con solemnidad el adagio socrático. "Conócete a ti mismo".
Ahora bien, es en la cara y por la mirada de los demás como podemos realmente conocernos a nosotros mismos y a los demás.

Además, la relación con los otros es indispensable para permitir que un ser humano desarrolle su humanidad.... Albert Jacquard se complace en afirmar:
Únicamente los seres humanos hacen seres humanos.
¡El otro ....... en su alteridad !

¡Es más fácil saludar a alguien cortesmente e incluso regalarle títulos fraternales que aceptarle como nuestro prójimo en total igualdad!

El conformismo, sea burgués o revolucionario tanto da, ¿no rechaza - a riesgo de caer en el integrismo- todo aquello que no corresponde a los modelos establecidos por la costumbre o determinados por los poderes fácticos?

Por lo que se refiere al inconformismo sistemático, no es -muchas veces- más que el conformismo de los que se autodefine como inconformistas -un conformismo a la inversa- un nihilismo, más integrista que los intergismos más contumaces a los que por cierto condena.

Asi mismo, se debe tener cuidado al evaluar a los demás de acuerdo a nuestras propias opciones salvo que se esté dispuesto a  cuestionarse a uno mismo.

Es verdad que la diversidad que enriquece al conjunto de hombres y mujeres de una Logia constituye la especificidad y el interés del  sistema masónico moderno al habituar a sus miembros a acallar sus prejuicios primarios contra la alteridad.
2) la segunda dimensión de la actividad masónica, es la participación, en el seno de la colectividad iniciática, en una fratria espiritual que se esfuerza en conseguir el progreso ético de gran familia humana.

"¡Vanidoso pretensión!" exclamaron aquellos que, a la muerte de Stalin, valoraron una ideología en función de cuantos se encontraban dispuestos a imponerla a otros! 

O, respecto a las civilizaciones, la pertinencia y la altura de las ideas es mucho más importante que la fuerza que trata de imponerlas. Los monumentos colosales y las grandes obras de imperios que se pensaban indestructibles se derrumban bajo los golpes de la Historia mientras que los destellos del pensamiento atraviesan formidablemente el tiempo y el espacio.

¡Sólo el espíritu se asemeja a la sublime trascendencia!

La Masonería secular participa ya, y cada vez más frecuentemente, en los grandes debates de ideas y su contribución resulta cada vez más importante y es más considerada de lo que dejaría suponer la escasez de sus efectivos.

Frente a los poderes espirituales que reivindican cada uno en el nombre de su  propia creencia y en ocasiones tras miles de años - por la hoguera, la espada, el acoso, la torura, la cámara de gas- poder imponer a todos los seres humanos una definición particular del bien y del mal, la Masonería secular se encuentra , minúscula y sin pretensiones metafísicas o políticas, libre de todo dogma, dispuesta a esteblecer como valor supremo la exigencia de la dignidad y de la convivencia de todas las mujeres y todos los hombres que viven sobre la tierra!

Sin embargo, a pesar de los excesos asesinos de las grandes religiones que hablan del amor al prójimo y de respeto a la vida humana, la Masonería liberal no rechaza sistemáticamente todos los elementos religiosos. Por el contrario, incorpora la herencia de ciertas enseñanzas tradicionales que se enorgullecen de su carga humanista....

A partir de toda la experiencia cultural de la humanidad, la Masonería secular proclama su proyecto aceptable por todos:
Conseguir la convivencia fraternal de todos los seres humanos mediante una tolerancia recíproca de las inevitables diferencias
-contrariamente a las promesas ambíguas de los mesianismo espirituales que anuncian -para el fin de los tiempos (Isaías, II, I-4) - la paz univresal y la salvación de sus adeptos, a condición de que todos los pueblos se hayan previamente converttido a la única religión detentadora y dispensadora de la auténtica palabra divina......
-contrariamente también a las promesas políticas de prosperidad temporal realizadas por los mesianismos materialistas de los estados totalitarios

Mientras que los terribles incendios provocados por los genocidios religiosos o ideológicos no se han extinguido aún y amenazantes nubes ensombrecen el horizonte , parece que la Masonería secular podrá y deberá convertirse en una de las fuerzas cualificadas para velar por permanencuia de la calidad de vida de la humanidad.





jueves, 4 de agosto de 2011

¿Qué es ser Masón/a?: un enfoque personal

 Sir Isumbras en el vado de John Everett Millais.1857

Una pregunta simple, directa que sin embargo, con el devenir de los tiempos ha desembocado en derroteros de lo más variopintos y no siempre fundados en la realidad y objetividad. Hoy día, con los medios de comunicación que tenemos a nuestro alcance resulta más fácil si se quiere, formarse una imagen fiel de la Masonería. Imagino que lo más sabido a nivel general por los profanos acerca de nuestros trabajos, es nuestro lenguaje simbólico, que toma como base el léxico de la albañilería y esto se traduce externamente por ejemplo, en los archiconocidos mandiles. Así, un masón es un “cantero” muy peculiar objeto de su propio trabajo y en busca de algo que muchas religiones, movimientos y escuelas han intentado a lo largo de los siglos: la perfección del ser humano y por extensión y como consecuencia, enconcreto, en nuestra obediencia (el Derecho Humano), el progreso de la humanidad. De la misma manera que no puedes ayudar a otros si no resuelves tus propios problemas, no se puede trabajar para mejorar la sociedad si antes no corriges tus propios vicios y defectos.


En Logia hablamos de transformar la piedra bruta en cúbica, palabras que no es habitual escuchar fuera del ambiente masónico. Para una mayor cercanía a lo que digo recordaré una frase hecha muy parecida: transformar diamantes brutos en joyas. Recuerdo a modo de anécdota que uno de mis profesores hablaba de modo alegórico que su trabajo consistía en pasarnos la piedra pómez. Puede parecer una utopía hablar de perseguir el progreso de la humanidad; especialmente en una época como esta de crisis de valores e imperio del materialismo. En mi entorno suelen decir que soy una persona bastante idealista pero yo siempre respondo que no es así, que soy realista y actúo en consecuencia pero sin olvidar los ideales en los que creo y por los que lucho día a día. Recuerdo ahora las palabras que me han dicho en unas cuantas ocasiones: por mucho que tú hagas, no vas a conseguir nada, tus acciones son sólo un granito de arena que no va a parar a ninguna parte ni arreglar nada y mira cuánto mal alrededor. ¿Mi respuesta?, siempre es la misma: mi granito de arena, el tuyo, el del vecino, el de más allá, etc, ¿de qué se compone un desierto si no es de pequeños granitos de arena?. Desde luego, como no consigo nada es poniendo todo de mi parte mientras los otros se cruzan de brazos. Así es como se trabaja por el progreso de la humanidad, desde dentro o fuera de la masonería, cambiándonos a nosotros mismos (saliendo de la caverna del mito platónico, cuestionándonoslo todo y desconfiando de las apariencias como no sugeriría Descartes…) y el cambio en el mundo será más fácil de lo que pensamos. Por algo en la evolución de nuestra especie ha tenido tanto que ver la imitación.

La talla de la piedra bruta o el sentido del ser humano:

Si en algo se diferencia el ser humano del resto de especies animales es por su mayor vida interior en la vertiente filosófica, moral, ética. Punto y aparte es que determinados individuos prefieran asentarse en la comodidad de la realidad efímera, engañosa y falaz. Esta capacidad tiene un único camino (de doble sentido): lograr la mayor cota de perfección posible. Pero como sugerí, esta capacidad es un arma de doble filo, que mal empleada puede tener efectos opuestos a los deseados.


Cuando el iniciado talla su piedra, se va encontrando a sí mismo, liberándose de autoengaños y revelando con su trabajo su verdadera imagen. Conócete a ti mismo, resuenan aún las palabras del oráculo. Pero enfrentarse a uno mismo es una situación poderosa y debemos estar dispuestos a la autorreconciliación pues de ella nacerá el espíritu del constructor. No se puede ser consciente de la magnitud de ciertos males sin haber caído en ellos o haberlos apreciado muy de cerca. Debemos agradecer nuestros errores y no maldecirlos sin más, pues de ellos, obtendremos el valor necesario para evitar que otros los cometan y evitar nosotros volver a cometerlos con más ahínco incluso que si no los hubiéramos hecho. Ya lo decía la cita: cuando nos miramos en lo más profundo de una grieta abisal, la oscuridad también se refleja en nosotros. La destrucción, que no la devastación, es aliada del empeño constructivo.

Recuerdo un extracto de un libro de Paulo Coelho que dice así:

Cada 20 años destruimos el templo y lo volvemos a edificar. Así los monjes carpinteros, pedreros y arquitectos pueden ejercer sus habilidades y enseñarlas mediante la práctica a sus aprendices. Nada es eterno; incluso los templos están en proceso constante de perfeccionamiento”.

En el final de Los Pilares de la Tierra, por ejemplo, se dice algo parecido a propósito de la construcción de la catedral medieval, cuenta el narrador que ninguno de los personajes llegará a ver la obra terminada; a veces el edificio se paralizará, algunas piedras caerán, otras ocuparán su lugar (…). Este se me antoja un fiel reflejo de la realidad pasada y por lo menos también presente de nuestra orden y de la masonería universal.

Mi última referencia a escritos más o menos conocidos en los que apoyar lo que quierotransmitir es la siguiente:


Se trata de una historia ambientada en una ciudad medieval en la que un hombre se acerca a tres canteros que trabajan y les hace la misma pregunta: ¿Qué haces?.

El primero responde: Estoy picando piedras.

 
El segundo dice: Estoy trabajando.
 

Y el tercero contesta: Estoy construyendo una catedral.

No podemos ver nuestras tareas y obligaciones materiales como vacías de contenido a la manera del primer obrero; simplemente como medios cuyo fin es la supervivencia y el logro del sustento necesario. A través de nuestra vida cotidiana nos proyectamos hacia el mundo: nuestra actitud, nuestros ideales, lo que en verdad somos, en lo que creemos, por lo que luchamos.


El masón, no debe con el tiempo caer en el error de acudir más o menos rigurosamente a sus trabajos y moverse como un autómata. De nada sirve memorizar un ritual cuyo significado ignoramos, lo mismo una ceremonia, de nada sirven los símbolos si no vamos más allá del signo. ¿O acaso alguien se atrevería a defender el uso de una palabra independientemente de lo que defina sólo porque suena bonita?.


Nuestros deberes no son sólo materiales, la masonería busca conseguir en sus miembros una mayor vida interior y un equilibrio entre los aspectos materiales y no materiales del ser humano.


El sentido del ser humano consiste en “construir una catedral”; vivir es crecer ante la adversidad, construir en futuro enmendando nuestros errores para que su significado no sea ya sinónimo de debilidad sino que se torne en victorias, mirar hacia el futuro sabiendo que debemos aceptar siempre la herencia del pasado; para continuar por la misma senda o para tomar ejemplo de los atajos que no debemos tomar … “Caminante no hay camino, se hace camino al andar (…)”.

EURÍDICE


No es casualidad que en este artículo haya tantas referencias al mundo profano a propósito del mismo. No debemos olvidar que en el camino masónico convergen la vida cotidiana y profana y la que hacemos de columnas para a dentro.