lunes, 27 de junio de 2011

Trabajo Masónico



" la Luz te ayudamos a encontrarla, no te la damos"

Esta frase de Therese Willekens me viene al pelo para introducir una serie de pensamientos que me rondan por la cabeza sobre las expectativas con las que cada día llegamos a la puerta del templo. Y es que algo que es una enseñanza primordial del trabajo masónico es que aquí nadie te va a dar nada que no busques tu activamente. Mas al contrario serás tu el que des, trabajaras en tu persona, en solitario y con el calor de tus hermanas y hermanos. Ellos te acompañaran muchas veces, y te descubrirán caminos e ideas, y te ayudaran a pulir tu piedra. Pero siempre será cada masón el que de al conjunto.

Por eso es curioso el afán que de vez en cuando vemos, en algunos hermanos , en hacer recuento de lo que no ha recibido, de algún otro que busca posiciones para no se que medalla, siempre profana.

Aunque para ser justo y honesto, la verdad es que, de vez en cuando, me siento a pensar, en ella, en el, personas honestas, que siempre están dando, siempre están trabajando, y nunca piden nada. Y veo como son ellos a los que visto crecer mas allá de medallas y blasones, de grados y conocimiento.

sábado, 25 de junio de 2011

Celebración interobediencial

Ayer 24 de junio se celebró en un conocido hotel madrileño una tenida solsticial conjunta por parte de las logias madrileñas de las grandes logias liberales asentadas en España: la Gran Logia Femenina de España, la Gran Logia Simbólica de España, la Federación española de El Derecho Humano y el Gran Oriente de Francia.

La reunión de carácter fraternal contó con la presencia de los grandes maestres de las federaciones españolas, el Gran Comendador del Supremo Consejo de España, consejeros federales y los venerables maestros de las ocho logias convocantes. 


martes, 21 de junio de 2011

Solsticio de verano

Sun behind the Heel Stone

Hoy, 21 de junio, solsticio de verano, los masones, junto con otros miles de seres humanos de diferentes culturas, creencias y no creencias celebramos la fiesta del verano, la victoria del sol sobre la noche, el triunfo de la luz (el conocimiento) sobre la oscuridad(la ignorancia), el momento en el que recogeremos los frutos de nuestro trabajo.
Hoy, cuando la luz alcanza su máxima duración es también el comienzo de su lento declive. Debemos aprender que nada desaparece, que todo se transforma y se renueva para avanzar. El trisquel, símbolo solar por excelencia, es el símbolo de la rueda de la vida que no se detiene y que, sistemáticamente, regresa al punto de partida para iniciar un nuevo ciclo igual y al mismo tiempo diferente al anterior, a los anteriores, a todos los que le precedieron y a todos los que seguirán.
Los francmasones, mujeres y hombres libres, buscadoras y buscadores de la Luz, el Conocimiento, la Verdad o la simple y pequeña verdad de cada cual, nos aprestamos a dejar, por un tiempo, nuestros instrumentos para, tras festejar el triunfo de la luz, tomarnos el descanso que cada cual se merezca, en función de su trabajo, con el fin de que el regreso a la cantera lo hagamos con renovado vigor para seguir laborando en pos del Progreso de la Humanidad, acercarnos al conocimiento y a la belleza con salud, fuerza y vigor.

Por tres veces LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD

Feliz solsticio a todas y todos, disfrutemos todos de un, seguramente, bien merecido descanso.

He dicho

sábado, 18 de junio de 2011

Religión, simbolismo y espiritualidad


 Desde que el ser humano tiene conciencia de sí mismo ha tenido la necesidad de explicar todo lo que le rodea. Además el ser humano como ser social por naturaleza con un sentimiento de grupo muy grande. Estas dos grandes razones unidas al sentimiento de universalidad (también inherente al su ser)  han dado lugar a la creación de multitud de ceremonias, ritos, mitos, leyendas…
Padres y abuelos que intentaron explicar a sus hijos y nietos porque sale el sol todos los días o porque a veces cae agua del cielo, incluso a donde vamos cuando cerramos los ojos para siempre, han encontrando en los cuentos la forma más fácil de dar una respuesta. ¿Qué es más bonito de contar y fácil de entender por un niño? Una fábula adornada o la cruda realidad (que la mayor parte de las veces ni siquiera se conoce). Y me atrevería a dar una razón más: por algún motivo es raro que el hombre admita que no sabe de algo y prefiere inventarse una respuesta. Desde algo tan extraordinario como el origen del universo hasta cuestiones tan cotidianas como el nacimiento o la muerte se han explicado con diversas leyendas con temáticas de lo más variado y a la vez con un trasfondo común dependiendo de su procedencia.
De la misma manera, el ser humano que siempre ha vivido en sociedad tiene que adaptarse a una serie de normas para hacer que la convivencia sea lo más llevadera posible. Y como bien sabemos es difícil ponerle barreras a su espíritu rebelde y curioso. La mejor manera de hacerle cumplir unas normas que para algunos son una coacción a su libertad y para otros son sencillamente incomprensibles, es ocultándolas detrás de una historia con un héroe con el que se pueda identificar y sabiendo que si las cumple logrará algún tipo de recompensa. Nos encontramos con cuestiones tan variadas como el destino, el karma, el cielo…
El sentimiento de universalidad no es una razón menos valiosa ya que al  ser humano siempre le ha gustado ser recordado. Es muy difícil pensar que nos vamos sin dejar nada. De generación en generación el hombre ha querido dejar su granito de arena. Así, en las familias, tribus, pueblos, civilizaciones… nos encontramos con diversas aportaciones a la tradición popular que vienen de muy atrás. Además el sentimiento de pertenecer a un grupo le hace ir más allá creando símbolos que hacen que se unan el presente con el pasado y el futuro de infinidad de generaciones. Así cuando vemos un búho todos pensamos en la sabiduría, si vemos una media luna en el pueblo musulmán, y ni que hablar de nuestros queridos escuadra y compás.

Todo esto es debido al carácter espiritual del ser humano En general la personas siempre se han planteado su existencia y el porqué de las cosas. Siempre les ha gustado preocuparse por algo más que pasar por la vida. Unos necesitan racionalizarlo más y sencillamente interiorizar sus pensamientos, estudiar las tradiciones, respetar a los demás pero hay en el otro extremo hay personas que necesitan de esa presencia sobrehumana para sobrellevar la dura tarea de la vida. Aunque son posturas diferentes, parten de un mismo hecho por lo que todas son válidas. Pero, claro está, no se contaba con otra faceta del ser humano, aunque es cierto que es un ser espiritual también es egocéntrico y egoísta. Y durante demasiado tiempo muchas personas han utilizado esta “debilidad” humana para su propio beneficio. Todas estas tradiciones, leyendas, normas pasaron a utilizarse para amedrentar, esclavizar. ¿Cuál fue la mejor vía? ¡El miedo! No hay nada peor para el hombre que privarle de su condición humana de su libertad de pensamiento. Es paradójico que algo tan íntimo del ser humano se haya institucionalizado de tal forma que haya perdido sus valores primigenios y se haya convertido en una verdadera traba para el desarrollo de las cualidades humanas incluso de la evolución de las civilizaciones.
El humano debe pensar por sí mismo así podrá alcanzar su verdadero estado de libertad y felicidad.

Camelot

martes, 14 de junio de 2011

La Cantera



Estamos en un día cualquiera de la semana, un grupo de mujeres y hombres, seres humanos, nos enfrentamos a una jornada de trabajo muy especial que trascurrirá entre el medio día y la medianoche, sea cualquiera la hora a la que se comiencen y se acaben los trabajos, y que se realizará con unas antiguas herramientas, mazos y cinceles, escuadras, niveles, plomadas…… en las canteras que, a fin de cuentas, son nuestros talleres y sobre unas piedras muy especiales pues se trata de nuestras propias personalidades, imperfectas, y a las que tratamos de llevar hacia la perfección en una obra a la que dedicaremos, infructuosamente con seguridad, toda nuestra vida.

Comienza la jornada, el capataz da la señal y todos nos ponemos a la tarea, la palabra cobra un importante protagonismo ya que será con ella con la que confrontaremos nuestras diferentes opiniones sobre los temas elegidos por el taller, de manera conjunta o por cada uno de nosotros a título individual. La palabra fluye según marca el ritual, siempre hacia el oriente, nunca de un obrero u obrera hacia otro u otra, no hay confrontación, se construye, se derriba lo que no sirve, se vuelve a levantar. La palabra sigue fluyendo hasta que se agota el discurso. ¿Se agota? Quizás hoy sí aunque es posible que del intercambio de reflexiones de hoy surja un nuevo trazado en la próxima jornada. Vueltas, revueltas, pensamiento libre, intercambio de reflexiones, de puntos de vista de conocimientos, búsqueda de la Verdad que no es otra cosa que la suma de muchas verdades. Luz.

Los roces, el trabajo de los malletes y los cinceles van adecuando cada piedra a la necesidad concreta al lugar que ocupará en el edificio común en algún momento determinado. Es medianoche y el capataz decide que es hora de detener el trabajo. Es hora de descansar, los obreros están satisfechos, el trabajo ha sido productivo, el salario recibido el esperado.

Hay que recoger los útiles, el ágape fraternal nos espera. Reponemos nuestras fuerzas físicas al mismo tiempo que el cemento que nace de un intercambio más festivo, menos rígido, más espontáneo y natural, va fraguando las soldaduras entre las diferentes piedras del edificio. Nos despedimos. Volvemos a nuestras ocupaciones en la vida civil.

Estamos en la sociedad, cada cual en su ocupación o quizás en su no ocupación (sí, no somos seres extraños a la sociedad en la que nos incardinamos) y recordamos unas palabras que quien dirige los trabajos nos dedicó antes de cerrar la jornada antes relatada, continuemos fuera la obra comenzada en el templo. Otra manera de trabajar, discreta o no a la elección de cada uno de nosotros pero que deberá contribuir a la conformación de una sociedad que se acerque al ideal que nos marcaron nuestros fundadores hace más de cien años: el logro de una sociedad fraternalmente organizada.

lunes, 13 de junio de 2011

Ha fallecido la hermana Adamás



La pasada noche ha fallecido la hermana Marina Vega, simbólico Adamás, iniciada en la logia Igualdad, nº1660, de la Orden Masónica Mixta Internacional Le Droit Humain - El Derecho Humano, y trabajando cuando le llego la muerte con los hermanos y hermanas del Gran Oriente Ibérico.

Desde esta página queremos mostrar nuestro duelo y reconocimiento a esta luchadora por la Libertad.


viernes, 10 de junio de 2011

El camino iniciático, nuestra seña de identidad


Hablaba hace algunos días con un H.·. sobre todo lo que se está viviendo en España en estos días y sobre como en muchas ocasiones se piensa que la Logia es un lugar para la política, la pequeña política, la de los gestos más que la de las soluciones, o la reflexión sobre las cuestiones que nos afectan como seres humanos. Terminaba la conversación con un apunte que creo que debemos tener muy en cuenta quienes estamos en esta organización y que marca la diferencia con cualquier otra, me refiero (se refería) a la cuestión iniciática.

En ocasiones nos olvidamos de esa pequeña cuestión, quien ingresa en la masonería no lo hace rellenando una ficha, ni presenta un curriculum para que se valoren sus posibilidades de ser admitido, ingresa en el momento en el que, tras  finalizar las diferentes pruebas que conforman la iniciación, es reconocida/o como francmasón por el resto de sus hermanas y hermanos.  A partir de ese momento se inicia un camino hacia el interior de uno mismo por el que quien lo recorre se irá cambiando, al menos tratará de hacerlo, al mismo tiempo que por una especie de extraña ósmosis va modificando la sociedad en la que se mueve.

Precisamente por esa ósmosis entre el trabajo interior y su proyección al exterior el camino que se recorre tiene dos partes perfectamente definidas la esotérica  y la exotérica. La una sin la otra no tendría sentido pues quien sólo persigue su propio cambio y no busca el cambio social a través del suyo está poniendo de manifiesto una actitud profundamente egoísta que casa mal con los principios que inspiran nuestro trabajo.

Es evidente que ese viaje hacia el interior de uno mismo necesita de unas condiciones especiales, no casa con el ruido de la calle y por esa razón no se debe llevar el ruido de la calle, o nuestros propios ruidos, a la cantera en la que laboramos y en la que únicamente se debe escuchar el ruido el mazo y el cincel atacando nuestras piedras brutas, y haciendo que sus aristas vayan desapareciendo hasta conseguir una perfecta piedra tallada capaz de encajar en el resto del edificio que entre todos construimos día a día.

Debemos ser conscientes de que por mucho que deseemos el cambio social, una sociedad más justa, si no lo hacemos desde el método iniciático, si no somos capaces de dejar fuera de nuestro trabajo la contaminación profana -no rechazable en otro ámbito- estaremos convirtiendo el trabajo masónico en algo diferente, no necesariamente peor, a lo que debe ser: reflexión, fraternidad y búsqueda del Progreso de la Humanidad.

Así pues recojámonos  en el silencio de nuestros talleres y tratemos de aportar, después, el fruto de nuestras reflexiones mediante nuestra actividad diaria en la vida profana.

He dicho



martes, 7 de junio de 2011

Progreso sí, pero ¿cual?




Foto: IrvingPenn , Joe Louis, New York 1948
 
Vivimos inmersos en una cultura en la que el progreso suele asociarse a la consecución de metas relacionadas con cuestiones puramente materiales olvidando que este tipo de progreso suele acarrear importantes retrocesos en cuestiones éticas y morales al poner en valor cuestiones meramente económicas.
Consideramos que una sociedad progresa cuando sus niveles de renta “per capita” o su producto interior bruto alcanzan determinados niveles, tendemos a dar por buenos determinados indicadores referidos única y exclusivamente a cuestiones económicas y que con demasiada frecuencia no sólo olvidan sino que incluso en muchas ocasiones soslayan y se saltan aquellos valores que realmente determinan el progreso en una sociedad. El “tanto tienes tanto vales” es cada día más la mejor manera de medirnos con respecto a quienes nos rodean aunque con el fin de tapar nuestras vergüenzas algunos han encontrado el fácil recursos de culpar de esta situación “al sistema”, ente abstracto donde los haya y que lo mismo sirve “para un roto que para un descosido” con tal de tapar las que cada vez en mayor medida vamos dejando al aire de nuestra degradación moral.
Hemos accedido a una sociedad en la que las conquistas científicas nos permiten disfrutar de una longevidad nunca antes alcanzada al mismo tiempo que asistimos impasibles a la muerte de millones de personas aquejadas de enfermedades para las que existe remedios siempre y cuando se cuente con los medios económicos necesarios para acceder a ellos. 

Consideramos como una muestra de progreso el haber conseguido elevar los niveles de renta de nuestros campesinos (los nuestros son, evidentemente, quienes se dedican al campo en el llamado primer mundo) mediante subsidios que tiene como única finalidad almacenar producciones excedentarias que se pudren en los almacenes de intervención mientras que a escasa distancia de ellos millones de seres humanos se mueren de hambruna. 

Los párrafos anteriores cuentan, sin ánimo exhaustivo, lo que en nuestra sociedad avanzada del primer mundo se considera progreso, algunos pensamos que debe ser otra cosa completamente diferente. 

El progreso real es que todos los seres humanos puedan disponer diariamente de una alimentación básica porque existen recursos suficientes para ello; que cualquiera, encuéntrese donde se encuentre y disponga de los recursos económicos de que disponga, tenga acceso a las medicinas necesarias; que la industria farmacéutica no privilegie vías de investigación en función de su rentabilidad o con la vista puesta en satisfacer las necesidades de una sociedad cada vez más hipocondríaca; que el acceso a la cultura sea considerado como un derecho básico y, en consecuencia, se disponga de los recursos necesarios para que todo el mundo tenga acceso a unos niveles culturales mínimos y que aporten el conocimiento suficiente para alcanzar los niveles de libertad que, aparentemente, se disfrutan en el primer mundo. Podríamos seguir “ad infinitum” con esta lista de lo que es el progreso real pero entiendo que basta con los ejemplos citados, todos tenemos en mente por donde deben ir este tipo de cuestiones y si no fuera así las enunciadas deberían abrirnos los ojos hacia una realidad que en demasiadas ocasiones olvidamos o, deliberadamente o no, tergiversamos con el fin de adecuarla a nuestra particular óptica política o social.
Como masonas y masones deberíamos preguntarnos qué estamos haciendo para que estos ideales puedan ser trasladados a la sociedad y me temo que en muchos casos la respuesta puede ser descorazonadora. Encerrados en nuestras logias corremos el riesgo de olvidar, incluso, el discurso de nuestros fundadores y convertirnos cada vez más en un selecto club en el que procurar nuestro particular y personal progreso en la creencia de que ello redunda de manera directa e inmediata en el amejoramiento de la humanidad, un poco como la llamada “comunión de los santos” de la teología católica cuyos resultados ­tras dos mil años de práctica­ no parecen avalar el discurrir por la misma senda. La lucha por unos ideales, por nuestros ideales, debería hacernos salir sino como individuos (aquí la tradicional discreción masónica y las personales circunstancias de cada cual suponen un serio hándicap) sí como colectividad de modo que podamos transmitir a la sociedad los resultados de nuestros debates, en aquellos campos que a la sociedad pudieran interesar, con el fin de que la búsqueda de una sociedad mejor pueda ser una realidad en base a los parámetros masónicos.

sábado, 4 de junio de 2011

¿Qué es el progreso?

"...Cuando leemos la historia, sobre todo la historia contemporánea, nos quedamos sorprendidos, incluso escandalizados, de que la marcha de las sociedades sea tan lenta, que el progreso llegue tan tarde, aún contando con las naturales paradas, retrocesos, y a veces incluso eclipses. Cuando a las revoluciones les suceden reacciones y restauraciones, en tan cortos intervalos, buscamos en vano la causa. 

¿Qué es el progreso para nosotros?. Es la ampliación de la libertad, es decir, la extensión de la vida. Porque a través de la libertad, cada individuo puede realizar su completo desarrollo; mediante la libertad, la humanidad alcanzará su eclosión íntegra y podrá expandir por el mundo entero lo que contiene su corazón, todo aquello que contiene de inteligencia, de ingenio.

La Libertad es, pues, la Ley, la condición de nuestro ser."


EVA EN LA HUMANIDAD. Maria Deraismes. 10 de abril 1880.

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miércoles, 1 de junio de 2011

Los masones me reconocen


Se puede ser un gran masón, una destacada masona, vender libros y hasta ser leído, vivir como un referente en nuestra pequeña comunidad y  estar considerada por el mundo profano como una experta en masonería. Sí,  todo esto está muy bien, pero, ¿es la reputación intelectual la que da la condición de masón? No, lo que hace al masón, lo que le da su naturaleza, por mucho que se esfuerce él o ella no lo podrá conseguir individualmente. Ya lo decía Maquiavelo: "Hay personas que lo saben todo, pero eso es todo lo que saben".

Uno no entra en la Fraternidad estudiando, ni siquiera cuando en la ceremonia de iniciación recibe las enseñanzas del grado, los  famosos secretos de la Masonería. No será hasta el momento en el que el presidente de la cámara pida a los presentes que reconozcan al recipiendario como hermano o hermana que el profano pasa  a ser iniciado, un miembro reconocido de la fraternidad.  No es el saber, son los otros individuos, al admitir como igual al nuevo hermano o hermana,  los que  le  hacen  a uno masón o masona.

La condición de masón esta ligada al trabajo en logia, al encuentro y convivencia con el otro, con lo diferente. No existen masones aislados. El antiguo alquimista encerado en su cueva, probando y bregando con mil posibilidades para hallar la piedra filosofal; el historiador errante de archivo en archivo intentando encontrar la clave perdida del linaje oculto; la filósofa escondida tras una barrera de libros y legajos definiendo el buen vivir, no son masones, no son constructores anónimos de una obra colectiva. Sabrán mucho de alquimia, historia y filosofía pero no conocen el uso de la llana, la escuadra, el compás o el nivel. La masonería especulativa se trabaja hablando y callando, oficiando y apoyando a los hermanos y hermanas en lo que llamamos la Gran Obra común.

Lo que pasa con los individuos pasa también con las logias. Sí, la masonería es una red de encuentros, apoyo y solidaridad. Es verdad que las federaciones quitan libertad constriñen el libre albedrío de las logias pero también organizan, apoyan y dan reconocimiento. Si un masón solo se se siente aislado, sin objetivo, sin obra común, lo mismo le pasa a las logias libres. Algunas, llevadas por un desencuentro, una soberbia intelectual o por una personalidad con ínfulas de gran timonel, toman el camino de la independencia. Lo más seguro es que les lleve al vacío o, simplemente, a otra federación. Sin reconocimiento, sin la convivencia con el otro, el diferente, no existen ni masón, ni logia, ni gran logia, ni masonería.