“El movimiento de una simple ala de mariposa en China, hoy produce un diminuto cambio en el estado de la atmósfera. Después de un cierto período de tiempo, el comportamiento de la atmósfera, diverge del que debería haber tenido. Así que, en el período de un mes, un tornado que habría devastado la costa de América no se forma. O quizás, uno que no se iba a formar se forma”
Edward Lorenz
Según el diccionario de la lengua Caos, proviene del latín Chaos. Estado amorfo e indefinido que se supone anterior a la ordenación del cosmos; confusión, desorden; comportamiento aparentemente errático e impredecible de algunos sistemas dinámicos, aunque su formulación matemática sea en principio determinista.
Comenzaré diciendo que Orden y Caos son dos aspectos de la dualidad, que en el mundo de la manifestación material se reflejan en todas las cosas. Sol-Luna, masculino-femenino, día- noche, frío- calor e infinitas dualidades que no son sino los dos polos de un único imán. La apariencia, la irrealidad del “maya” hindú, es decir, lo ilusorio, es lo que nos hace percibirlos como cosas diferentes, aunque su esencia sea idéntica. El orden y el caos, como el frío y el calor no existen en sí mismos, sino que son convenciones que la humanidad ha creado. Estos pares de opuestos se encuentran íntimamente ligados, y el uno no existiría sin el otro. Toda situación caótica es un momento de cambio y transformación que genera un nuevo orden que a su vez deriva en nuevas situaciones caóticas. Tal es la ley de la Evolución del Universo, de las Galaxias, de la Naturaleza y del Hombre.
En otras palabras en Caos genera Orden, y el Orden provoca Caos, en una serie tan infinita como la evolución interna de cada ser humano. Caos es un destructor, un destructor de lo ya caduco y envejecido, de los moldes inferiores, pues estos han de ser destruídos para dar un nuevo paso hacia la perfección. Es por tanto el motor evolutivo del Macrocosmos y e Microcosmos. Me gustaría evocar aquí la imagen hindú de Shiva Nataraja, el dios que pisotea los cadáveres de sus enemigos: las pasiones, los deseos, los miedos..., para que de esa destrucción surja un orden nuevo basado en nuevos valores y nuevas percepciones. Caos es pues una expansión de conciencia en todos los planos de la evolución.
Orden y Caos son las dos caras de una única moneda. Decir que el Universo es ordenado implica afirmar que el Universo es caóticos. Esta es la síntesis, la superación de los pares de opuestos, el camino hacia una nueva comprensión de la vida. La física sostiene que si observamos las micropartículas, veremos que hay algo en ellas que permanece, mientras que sus innumerables colisiones introducen factores aleatorios e imprevisibles. Los sistemas dinámicos tienen comportamientos tanto regulares como caóticos; de este modo orden y caos se juntan, y el orden puede engendrar su propio tipo de caos. Las irregularidades son abundantes en la naturaleza y en el hombre, y algunas de las decisiones que éste toma, son improvisadas y derivadas de un cerebro caótico. En el hinduismo el caos tiene muchas representaciones, una de ellas lo identifica como un pilar de luz.
Muchas filosofías coinciden con las tendencias científicas mas modernas, en sostener como antes mencioné, que el dualismo es una ilusión, y que una de nuestras permanentes fuentes de confusión procede de nuestra insistencia en parcelar el mundo en dualidades. La moderna matemática del caos tiene que ver con la incapacidad de predecir y controlar, con la incapacidad de hacer una descripción completa, con lo que algunos científicos han llamado “información ausente”, que puede ser de gran importancia, pero que desconocemos.
En el mundo de la filosofía las paradojas y los Koans budistas, nos llevan la límite del pensamiento lógico, racional y ordenado, obligando a la mente a moverse y realizar repeticiones lógicas, mientras intenta resolver el problema. Nos indican que falta algo, que algo es incompleto en nuestro concepto de la realidad. El hecho de que nos enfrentemos a estas paradojas, implica ya que somos superiores al sistema conceptual que hemos creado; las paradojas se enfrentan a nuestro deseo de dividir el mundo en dualidades, nos crean un caos mental necesario para la creatividad, en la que cambiamos y reorganizamos nuestra percepción de la realidad.
El deseo del ser humano de controlar la naturaleza le ha creado una sed insaciable de progreso, pero es a su vez una de sus grandes limitaciones, pues normalmente no tiene en cuenta la “información ausente” que en cualquier momento puede trastocar todos sus conocimientos. A principios de siglo la física consideraba prácticamente agotada su materia de estudio, pues sólo les quedaba por resolver tres problemas: la irregularidad de la órbita de Mercurio, la cantidad de energía liberada por un agujero negro y el efecto sobre el movimiento de dos cuerpos ejercido por un tercero. El intento de solución del primer caso dio lugar a la teoría de la relatividad, el segundo originó la teoría cuántica, y el tercero la teoría del caos , y las tres teorías abrieron nuevos misterios por resolver
Debemos recordar pues que las teorías completas no existen, una teoría es simplemente una proyección mental sobre la complejidad infinita de la naturaleza, es algo provisional y debe poder ser cambiada en cuanto sea necesario, o cuando vislumbremos esa “información ausente” que la hecha por tierra
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