Copiando de Antoni Tápies, sin añadir por mi parte mas que la redacción, que por otro lado empeora la historia, voy a intentar contar lo que este pintor catalán cuenta en su libro, <<La práctica de arte>>, de la editorial Ariel en 1971 y que me parece muy interesante para nosotros, si conseguimos trasladarlo a nuestro ámbito, en cuanto masones librepensadores, y
que queremos desarrollar el ver mas allá de lo que de lo que nuestros ojos y nuestra mente es
capaz de es capaz de percibir a primera vista.
El autor nos propone un juego interesante y nos pregunta que cuando miramos qué es lo que
vemos normalmente a nuestro alrededor, por lo general cuatro cosas con un sentido muy pobre sobre la visto.
Y sigue. Tomemos por ejemplo u objeto sencillo, una silla, parémonos un poco aquí, ¿qué vemos? Si nos fijamos, podemos hacerlo ahora y juntos, un respaldo de madera de formas sencillas, un tablero del tamaño algo superior a un culo, que se apoya en cuatro patas unidas por unas tablas para conseguir estabilidad.
Ahora cerremos los ojos y veamos un poco más, podemos ver las manos y los sudores del que corta la madera, podemos ver el árbol que fue robusto lleno de energía dentro del bosque,
podemos ver el trabajo amoroso del que lo construyó, la ilusión que la compro, los cansancios
aliviados, las personas que se sentaron, los lugares donde puede estar o podrá estar, salones o casas humildes, como envejecerá, donde irá a parar, cuando y cómo tendrá su fin…
Aprendamos a mirar de nuevo, como los niños con ojos limpios, viendo las grandezas y las miserias de las cosas, viendo que no todas son la misma silla, que no todo es la misma circunstancia, pero puede haber cosas iguales, el trabajo, el cariño que se pone, puede haber
una denuncia sobre el poder, la riqueza, la explotación, etc.
Aquí hemos jugado, pero cuando miremos cosas de este mundo, no pensemos en lo que algunos nos quieren hacer ver que veamos, veamos lo que queremos ver, lo que como decía el titulo de una película lo que la verdad esconde.
Como masones comprometidos con el día a día del mundo donde nos toca vivir, tenemos la obligación, diría yo, de tener una mirada más allá de lo que vemos, mas allá de lo que los medios nos enseñan, y tenemos el derecho y el deber de decir las cosas, así lo veo yo, ¿qué tipo de masón seria yo, si cuando pasa por mi puerta el recorte de libertades y la desigualdad no soy lo suficientemente fraterno con mi entorno?
No quiero ver solo el respaldo, el asiento y las patas, quisiera ver toda la silla y lo que contiene, quien, cómo, cuando, para qué, donde…
Un poco cambiada la historia, pero no su contenido, como decía su autor “yo os invito a jugar, a mirar atentamente…, yo os invito a pensar.”
que queremos desarrollar el ver mas allá de lo que de lo que nuestros ojos y nuestra mente es
capaz de es capaz de percibir a primera vista.
El autor nos propone un juego interesante y nos pregunta que cuando miramos qué es lo que
vemos normalmente a nuestro alrededor, por lo general cuatro cosas con un sentido muy pobre sobre la visto.
Y sigue. Tomemos por ejemplo u objeto sencillo, una silla, parémonos un poco aquí, ¿qué vemos? Si nos fijamos, podemos hacerlo ahora y juntos, un respaldo de madera de formas sencillas, un tablero del tamaño algo superior a un culo, que se apoya en cuatro patas unidas por unas tablas para conseguir estabilidad.
Ahora cerremos los ojos y veamos un poco más, podemos ver las manos y los sudores del que corta la madera, podemos ver el árbol que fue robusto lleno de energía dentro del bosque,
podemos ver el trabajo amoroso del que lo construyó, la ilusión que la compro, los cansancios
aliviados, las personas que se sentaron, los lugares donde puede estar o podrá estar, salones o casas humildes, como envejecerá, donde irá a parar, cuando y cómo tendrá su fin…
Aprendamos a mirar de nuevo, como los niños con ojos limpios, viendo las grandezas y las miserias de las cosas, viendo que no todas son la misma silla, que no todo es la misma circunstancia, pero puede haber cosas iguales, el trabajo, el cariño que se pone, puede haber
una denuncia sobre el poder, la riqueza, la explotación, etc.
Aquí hemos jugado, pero cuando miremos cosas de este mundo, no pensemos en lo que algunos nos quieren hacer ver que veamos, veamos lo que queremos ver, lo que como decía el titulo de una película lo que la verdad esconde.
Como masones comprometidos con el día a día del mundo donde nos toca vivir, tenemos la obligación, diría yo, de tener una mirada más allá de lo que vemos, mas allá de lo que los medios nos enseñan, y tenemos el derecho y el deber de decir las cosas, así lo veo yo, ¿qué tipo de masón seria yo, si cuando pasa por mi puerta el recorte de libertades y la desigualdad no soy lo suficientemente fraterno con mi entorno?
No quiero ver solo el respaldo, el asiento y las patas, quisiera ver toda la silla y lo que contiene, quien, cómo, cuando, para qué, donde…
Un poco cambiada la historia, pero no su contenido, como decía su autor “yo os invito a jugar, a mirar atentamente…, yo os invito a pensar.”
He dicho
Ángel F. Escobedo
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