martes, 1 de noviembre de 2011

Libres

Hace no mucho tiempo se publicaba en este mismo blog un artículo titulado "De buenas costumbres" y que venia a dar respuesta a una pregunta que suelen hacer con frecuencia quienes quieren entrar en la Orden y que nos hacemos con mucha más quienes ya estamos en ella. Decía en aquel breve comentario que, básicamente, la condición única que se exige a quien desea iniciar el camino de búsqueda que supone la masonería es ser alguien libre y de buenas costumbres, según la antigua fórmula, y que por poseedor de buenas costumbres queríamos entender el tratarse de personas honestas, consigo mismo en primer lugar y con los demás por extensión.

Me voy a permitir algunas reflexiones sobre el concepto de libertad en masonería y realizadas desde la perspectiva que dan los ya más de diez años de caminar por esta, a veces complicada, en ocasiones placentera, senda de la búsqueda, tan frustrante por sus propias y difíciles metas, del conocimiento y de la perfección.

Para algunos parece que no es posible la existencia de libertad sin independencia económica aunque si esto fuese así deberíamos preguntarnos donde se encuentra el nivel a partir del cual se puede considerar que uno es libre. Desgraciadamente y aunque no se pueda soslayar la cuestión económica, quienes así piensan suelen estar más atados que quienes consideran que esta es una cuestión absolutamente accesoria y menor.

Existen otros que creen que la libertad es la capacidad que tenemos para decidir olvidando, casi siempre, que nuestras decisiones se encuentran condicionadas por mil y una cuestiones ajenas a nosotros y sobre las que no tenemos el menor control. No decidimos lo que queremos sino aquello que nos condicionan a querer.

Algunos se entretienen en la creencia de que la libertad se encuentra en la capacidad que tenemos para pensar en aquello que queremos, cuando lo deseamos. Craso error ya que esa posibilidad, al menos de momento, la tenemos si somos capaces de utilizar nuestras neuronas aunque el ejercicio del pensamiento libre, el librepensamiento, sea algo más complicado y deba ir acompañado de una visión crítica de la vida y la sociedad.

Yo creo que la libertad es la posesión más preciada del ser humano, quizás la más difícil de obtener y la que más rápidamente perdemos al dejarnos deslumbrar por el brillo de simples cristales sin el menor valor.  Pienso que sólo seremos libres en la medida en que cada día seamos capaces de enfrentarnos a nuestros propios miedos, por ahí es por donde comienzan a arrebatarnos la libertad, con el miedo a perder las pequeñas comodidades de que disfrutamos y que no son más que cadenas que nos atan.

Un ser humano libre es, en consecuencia y en mi modesta opinión, aquel que se levanta cada día dispuesto a no dejarse amedrentar, a mirar la vida desde una perspectiva crítica, a no creer más que en aquello que la razón le pueda demostrar como cierto. Para mi una persona así sería alguien que podría llamar a nuestra puerta con la esperanza fundada de que se le abriese y se la invitase a pasar.

He dicho




 

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