Una cuestión fundamental en masonería es su particular percepción del trabajo.
La jornada laboral -simbólica-, lejos de ser entendida como una sucesión de ocho horas de tedio, es definida como un intervalo completo -del medio día a la media noche- que se sacraliza por su capacidad para generar sentido.
Y es que el trabajo masónico, al contrario que el profano, no se basa en el dinero; tiene como objetivo generar cohesión fraternal -cómo los ágapes- y favorecer al desarrollo del masón y su entorno.
De acuerdo con esto, en el modelo masónico el obrero libre edifica su propio "templo interior" a cualquier hora del día, sin que exista distinción entre el ocio y el trabajo.
¡Qué bello juego simbólico! ¡Qué hermosa quimera!
¿Pero qué tiene que ver un ejercicio lúdico orientado al desarrollo del individuo con una profesión remunerada? ¿Qué tiene de interesante definir cómo sagrado el trabajo en logia si en realidad necesitamos dedicar la mitad de nuestra vida a un oficio en el que no creemos?
1 comentario:
Trabajar a cualquier hora del día, justo lo que se ve en la tele!
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