Samuel Langhorne Clemens, conocido por el seudónimo de Mark Twain, vivió del 30 de noviembre de 1835 al 21 de abril de 1910. Famoso en su tiempo como periodista y novelista ha sido reconocido por novelas como "Tom Sawyer" o "Un yankie en la corte del rey Arturo". Iniciado en la logia Polar Star No. 79 de St. Louis fue un claro defensor de los derechos de la Mujer, anti-imperialista y crítico con el capitalismo de su tiempo. En 1905 publico un librito en el cual estuvo trabajando 25 años titulado ¿Qué es el Hombre? Este trabajo, considerado por sus biógrafos como menor, era para él de gran estima. Cuando se publicó en 1905, tras tenerlo finalizado y guardado en un cajón siete años, dijo:
Y es que en este librito Twain desarrolla la teoría de que el Hombre, el Ser Humano, solo hace las cosas por el reconocimiento de los demás, ya sea buscando cariño, amor, poder, nunca por altruismo, amor o entrega... Desvela en su libro los engranajes que forman al individuo y como estos están siempre ligados a cómo es visto por los demás y qué puede recibir de los otros.
Escrito como un diálogo entre un Viejo y un Joven, tiene un capitulo, el cuarto, dedicado a la Educación y la experiencias personales, de los que he sacado el siguiente extracto. Creo que es de interés pues Twain expone la tendencia humana a fijarse en unas verdades limitadas y atrincherarse en ellas; se pregunta, a través del Viejo, cómo llega un ser humano a la certeza en la falsedad, cómo se encierra en sectas, religiones, creencias o partidos. Esto me recordó las reflexiones de un viejo masón del Gran Oriente de Francia que me decía que la gran diferencia entre la Masonería dogmática, la ligada a la Gran Logia Unida de Inglaterra, y la Masonería liberal es que la primera, en sus grados colaterales de profundización, cierra la bóveda, termina el Templo, mientras que en la Liberal este nunca se termina, siempre está inacabado. Si para una, la Ley, la Tradición está cerrada y fijada; para la otra la Ley se adapta al Tiempo en el que vive.
Ahí va el texto:
"Cada pensamiento ha sido meditado (y aceptado como verdad indiscutible) por millones y millones de hombres y ocultado, guardado en secreto. ¿Por qué no hablaron estos claramente?, porque temían y no podían sobrellevar la dasaprobación de los que les rodeaban. ¿Por que no lo he publicado yo?; la misma razón me ha retenido, según creo. No puedo encontrar otra."
Y es que en este librito Twain desarrolla la teoría de que el Hombre, el Ser Humano, solo hace las cosas por el reconocimiento de los demás, ya sea buscando cariño, amor, poder, nunca por altruismo, amor o entrega... Desvela en su libro los engranajes que forman al individuo y como estos están siempre ligados a cómo es visto por los demás y qué puede recibir de los otros.
Escrito como un diálogo entre un Viejo y un Joven, tiene un capitulo, el cuarto, dedicado a la Educación y la experiencias personales, de los que he sacado el siguiente extracto. Creo que es de interés pues Twain expone la tendencia humana a fijarse en unas verdades limitadas y atrincherarse en ellas; se pregunta, a través del Viejo, cómo llega un ser humano a la certeza en la falsedad, cómo se encierra en sectas, religiones, creencias o partidos. Esto me recordó las reflexiones de un viejo masón del Gran Oriente de Francia que me decía que la gran diferencia entre la Masonería dogmática, la ligada a la Gran Logia Unida de Inglaterra, y la Masonería liberal es que la primera, en sus grados colaterales de profundización, cierra la bóveda, termina el Templo, mientras que en la Liberal este nunca se termina, siempre está inacabado. Si para una, la Ley, la Tradición está cerrada y fijada; para la otra la Ley se adapta al Tiempo en el que vive.
Ahí va el texto:
Constantemente estamos oyendo de gentes que andan en búsqueda de la Verdad. Nunca he encontrado un solo ejemplar (permanente). Creo que no ha existido jamás. Pero he conocido a varios individuos , completamente sinceros, que creían ser unos permanentes buscadores de la Verdad. Buscaron con aplicación, persistencia y cuidado, con cautela y profundidad, con un criterio honesto y preciso, hasta que creyeron que sin duda ni vacilación habían encontrado la Verdad. Este fue el fin de la investigación. Estos hombres pasaron el resto de sus vidas recogiendo maderas para proteger su Verdad de las inclemencias del tiempo. si un hombre andaba buscando la Verdad en política la encontró en uno de los cien evangelios políticos que gobiernan al hombre en la tierra; si buscaba la Única Religión Verdadera, la encontró en una u otra de las tres mil que existen en el mercado. En todo caso, cuando dio con la Verdad, ya no buscó más, sino que a partir de ese día con el soldador en una mano y un garrote en la otra, remendó sus grietas y discutió con sus enemigos. Ha habido innumerables investigadores de la Verdad. ¿Pero habéis oído de alguno permanente?
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