Cada día que pasa algunos de los integrantes del género humano hacen tambalear mi esperanza en un mundo justo y solidario. En el día de hoy me pregunto, ¿qué pasaría si un barco de civiles americano fuera asaltado en aguas internacionales por el ejército de un país árabe? Creo que la respuesta está en la mente de todos.
En masonería y en humanidad está claro que la regla mide siempre lo mismo, se mire desde un lado o desde el contrario. En las relaciones entre los pueblos parece que la regla se alarga o se estrecha según quien tenga la razón de la fuerza.
Sería ya aburrido relatar aquí las múltiples resoluciones de la ONU que nunca han sido cumplidas por el Estado de Israel. Sería deprimente hacer la lista de las barbaridades a las que ha sido sometido el pueblo palestino. Ambos pueblos, judío y palestino, uno menos que el otro, sufren la ceguera, el fanatismo y la intolerancia de sus sectores más fanáticos.
Pero con todo el grado de responsabilidades no es el mismo. Cuando un estado utiliza la violencia indiscriminada contra una población civil, algunos lo llaman terrorismo de Estado, más peligroso que el terrorismo sin apellidos.
El resultado de las autopsias según el diario inglés The Guardian, revela que los ciudadanos turcos muertos en el asalto israelí recibieron 30 disparos y cinco de ellos murieron por tiros en la cabeza, uno de ellos tenía cuatro disparos en la sien, el pecho, la cadera y la espalda; cinco de la víctimas fueron tiroteadas por la espalda.
Parece una ironía que el nombre del barco asaltado sea Rachel Corie, nombre escogido en recuerdo a la activista estadounidense de derechos humanos, de 24 años, muerta en marzo de 2003, al ser aplastada por un bulldozer israelí cuando intentaba junto con otros colaboradores del Movimiento de Solidaridad Internacional (MSI) impedir la demolición de viviendas palestinas en la localidad de Rafah, en el sur de Gaza.
Una vez un poeta dijo aquello de “maldigo la poesía del que no toma partido, partido hasta mancharse”. ¿Cuándo va a tomar la comunidad internacional partido en defensa de la igualdad, la libertad, la fraternidad y la justicia? ¿Cuándo van los estados a primar la dignidad de los pueblos sobre los intereses económicos o estratégicos?¿Cuando van a dejar de mirar hacia otro lado cuando se vulneran fragantemente todos los derechos humanos?
Yo, como miembro de la masonería no puedo asistir impasible a acontecimientos como estos mirando hacia otro lado. Mi deber como hermano y miembro de la Humanidad es tomar partido y exigir a los gobiernos que trabajen por el progreso de la humanidad, y no por los beneficios económicos de unos pocos. Y el progreso de la humanidad es incompatible con la existencia de un vergonzoso muro y un no menos vergonzoso bloqueo que condena a millón y medio de habitantes a la miseria y la desesperación, el mejor campo para abonar el fanatismo de toda índole.
He dicho.
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