Se ha terminado por imponer entre el común, e incluso entre los propios masones, el hablar de la masonería como si esta fuera un cuerpo monolítico en el que no cupiesen gradaciones, matices e, incluso, diferencias de calado y abiertas discrepancias en cuanto a la manera de entender como se transita por este camino, no olvidemos el denominador común y por ello siempre presente, iniciático.
Es algo comunmente aceptado que la entrada en la masonería, me refiero aquí a la obediencia u orden en la que se produce la iniciación, suele ser accidental y que depende en la mayoría de las ocasiones de la oferta que se tenga más próxima o de aquella con la que se haya uno topado primero en sus andares por la red en busca de una puerta a la que llamar. El paso del tiempo y la propia formación e inquietudes terminan por colocar a cada cual en aquel lugar más próximo a su propia manera de entender tanto la vida en general como la masonería en particular, y es esta una cuestión que debería ocupar las reflexiones de cualquier masón o masona con vistas a que no se produzcan distorsiones entre el pensamiento y la realidad.
Dicho lo anterior quisiera ocuparme en las líneas que siguen de la cuestión que da título al presente comentario y que mi propia vivencia masónica, mi experiencia vital entre los Hijos de la Viuda, me ha proporcionado.
No voy a entrar aquí a diseccionar las variadas posibilidades que a cualquier profano se le ofrecen si decide entrar en masonería aunque sí me voy a permitir hablar de las líneas generales como base a lo que seguirá después. A estas alturas uno ya espera que sea de conocimiento general que existen dos grandes líneas de pensamiento masónico, las conocidas como liberal y regular y, dentro de la primera, tres grandes subdivisiones y algún verso suelto. A saber obediencias masculinas, femeninas y mixtas y el verso suelto que corresponde a quellas obediencias que permiten la existencia en su seno de talleres que deciden en cual de las tres opciones se sitúan.
Lo que me interesa exponer es como asumimos los propios masones esta diversidad enriquecedora. ¿Somos capaces de entender que en la diversidad está la riqueza o, por el contrario, etiquetamos a estos o a aquellos en función no de lo que de ellos sabemos, sino de lugares comunes más propios de profanas o profanos que de personas a quienes se supone que dedican una parte de su tiempo a la reflexión y el estudio, dentro de una concepción de la vida en la que la tolerancia hacia las opiniones ajenas (dentro de ciertos límites de sobra conocidos) debe ser la norma por la que debemos movernos?. La realidad, ah la dura realidad, es bien diferente, caemos en el pecado de etiquetar en base a suposiciones, dichos, lugares comunes -todos ellos casi siempre erróneos y que ni nos cuidamos de verificar lo que, dicho sea de paso, se contradice con uno de los fundamentos de la masonería, la búsqueda de la verdad- o, simplemente, nos negamos a reconocer a aquellos que entienden que la masonería debe vivirse de acuerdo a los tiempos y no anclada en cuestiones que pueden ser, como mucho, un referente tradicional pero nunca un dogma salvo, claro está, para quienes quieran entenderlo así pero sin que pueda ello ser cosa obligada y extensible a todo el cuerpo masónico.
Resulta escasamente masónico, en mi seguramente errónea opinión, el que nos creamos mejores o peores que el resto o que tratemos de forma despectiva las maneras de entender la masonería que nos resulten chocantes por desconocidas, pero seguramente esto se deba al escaso bagaje de cultura masónica que, por desgracia, es bastante común entre los masones españoles. Se va subiendo de grado sin que ello implique un mayor compromiso con el conocimiento del medio en que nos hayamos, hablo del medio en sentido amplio y no del conocimiento, en ocasiones también escaso, de la obediencia a la que pertenecemos y así sucede que, entre la escasa formación y el poco interés por conocer otras realidades -casi siempre más próximas de lo que suponemos- nos dedicamos a etiquetar a diestro y siniestro como si nuestra posición estuviera avalada por alguna inmutable verdad de la que somos poseedores y guardianes olvidando aquello de que la verdad ni es uno ni es inmutable ni es propiedad de nadie.
Termino, creo que la masonería española debe comenzar a hacer un esfuerzo de convergencia aunque sin que ello suponga la renuncia de nadie a sus peculiariedades. Cada cual es como es y creo que esta diferencia, como ya dije antes, resulta enriquecedeora si se observa sin dogmatismo y desde la fraternidad que, a fin de cuentas, es lo que debería importarnos.
He dicho
1 comentario:
El éxito de Nuestra Asociación Masónica se funda sobre principios y
normas básicas
Desde el principio de su existencia, la sociedad de los francmasones
ha tenido el privilegio de atraer sobre ella la atención del mundo;
ha agitado y ocupado los espíritus analíticos de las mentes más
hábiles, y despertado un interés temeroso entre académicos y
clérigos.
Sin protección de ninguna especie, ni del Estado ni de la Iglesia,
tolerada apenas en ciertos países, perseguida cruelmente por
dictaduras fascistas y por totalitarismos tanto de derecha como de
izquierda, oprimida o inquietada por el comunismo soviético,
infiltrada por personas con intereses nefastos, a pesar de todo ello,
sin embargo, se ha elevado , en el espacio de algunos pocos siglos
desde un circulo modesto compuesto por iniciados fieles y decididos, a
la categoría de una Sociedad Poderosa e Influyente que, extendida por
todo el Mundo, cuenta con centenares de miles de asociados que
pertenecen a todas las naciones y que tienen diversas creencias, y
que, a pesar se han unido libremente y de buena fe con el objetivo de
elevarse, lejos del tumulto e inspirándose en una mutua y bienhechora
influencia, su espíritu y su corazón hacia una idea “La más pura y la
más clara de la humanidad”
A pesar de todo lo que se ha inventado y proyectado para destruir a
tan útil asociación, y para entorpecer su acción y su fraternal
actividad, y para hacer sospechosas sus tendencias, la verdad es que
constante y progresivamente se ha sostenido, se ha extendido y se ha
desarrollado, contribuyendo siempre, durante el curso de los tiempos,
al perfeccionamiento de la vida social haciendo sentir muchas veces
su saludable influencia sobre la moral pública y sobre la educación
de los pueblos.
El éxito de Nuestra Asociación se funda sobre principios y normas
básicas, que hemos seguido al pie de la letra, entre ellos se
encuentra el Secreto como norma y a la Fraternidad como principio, si
éstos, Nuestra Tan Amada Orden fracasaría.
Alcoseri
http://groups.google.com/group/secreto-masonico
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