Trabajar el REAA desde una perspectiva humanista

Se suele achacar al Rito Escocés Antiguo y Aceptado (REAA) que se trata de una visión de la masonería cargada de connotaciones místicas lo que denota, ante todo, un profundo desconocimiento de las diferentes maneras con las que se puede enfocar la cuestión sin salirse de los límites que el propio rito marca.

Desde concepciones puramente ateneísticas nos hemos cansado de escuchar acusaciones de practicar un rito cargado de misticismo mágico, profundamente deista o teista y algunas más que sería prolijo e innecesario enumerar y que son realizadas extramuros de la propia vivencia escocista y en base a lecturas o a la tan frecuente rumorología existente en el, en ocasiones, confuso panorama masónico.

¿Cual es la realidad? Pues simple y llanamente que depende, no se trata de una respuesta gallega, si no de la realidad de un asunto complejo y cargado de matices que nacen de precisamente de la amplia libertad interpretativa que proporciona el propio rito. Es cierto que no podemos negar que el trabajo en determinadas obediencias realizado dentro del escocismo se encuentra mucho más pegado a planteamientos tradicionalistas y con una profunda carga simbólica, algunas de cuyas raices pueden encontrarse en la Biblia -puede ser necesario y conveniente anotar aquí que a esta cuestión no es ajeno, en mayor o menor medida, ninguno de los variados ritos masónicos existentes- aunque esto no signifique más que la utilización de una tradición judeo-cristiana a la que, por suerte o desgracia, casi nadie es ajeno en Europa. Admitido esto aunque rechazando cualquier planteamiento místico-mágico, podemos afirmar que el escocismo puede ser abordado desde una perspectiva humanista en la que, obviamente, lo primordial  resulta ser el ser humano.

Esta opción es la escogida, desde mi punto de vista, por quienes entendemos el  ritual "escocés" como una herramienta de amplio espectro que nos permite, desde el respeto a cualquier posición en lo que atañe a la trascendencia,  trabajar en cuestiones cuyo fin último es el Progreso de la Humanidad entendido este como alcanzar la mayor felicidad para el mayor número de individuos.

Este enfoque humanista es el que nos permite que podamos trabajar en perfecta armonía y en absoluta igualdad hombres y mujeres o que se traten indistintamente cuestiones sociales, filosóficas o simbólicas sin que ninguna de ellas sea preponderante sobre las demás y sin que por ello se resquebrajen las cuadernas de nuestra nave.

Sería bueno, en cualquier caso, que el acercamiento a los diferentes ritos se realizase desde el más absoluto respeto y sin que para su definición hubiese de recurrirse a epítetos que únicamente denotan, como decía al principio y en el mejor de los casos, el más absoluto desconocimiento de lo que se habla.