miércoles, 13 de febrero de 2013
lunes, 17 de diciembre de 2012
Emilie de Breteuil, Mme du Châtelet.
El 17 de diciembre de 1706 nació Emilie de Breteuil, más conocida como Mme du Châtelet. Murió el 10 de septiembre de 1749. En este último trance estuvo acompañada de los tres hombres más importantes de su vida: su marido, el liberal y tolerante marqués de Châtelet, y sus amantes, Voltaire y Saint-Lambert. Este artículo fue publicado en El País, el 16 de diciembre de 2006, coincidiendo con el 300 aniversario del nacimiento de Mme du Châtelet.
Si la vida de los humanos se midiera en siglos y no en raquíticas
décadas, el 17 de diciembre cumpliría trescientos años Gabrielle-Émilie
Le Tonnelier de Breteuil, que fue por matrimonio marquesa de Châtelet.
¡Y tantas otras cosas! Pero ante todo, por encima de todo, contra todo,
se dedicó a la filosofía y no al prejuicio, a la ciencia y no a la
superstición, a la pasión y no a la gazmoñería, al juego y no a la
oración, a la felicidad y no al renunciamiento. No se entregó al
confesor ni a la familia, sino a Voltaire. Y cuando años después
comprobó que el enciclopedista, además de descuidarla por otras, ya
flaqueaba a la hora sagrada del empuje erótico, se buscó un amante joven
y vigoroso, incluso demasiado vigoroso quizás. Hizo bien, que caramba: chapeau!
Todo le interesaba,
desde los estudios bíblicos
a las matemáticas o el teatro.
Y, por supuesto, la música
El lector que se interese por
esta mujer genial debe leer
su Discurso sobre la felicidad
Han pasado tres siglos y hoy abundan las mujeres -no tantas como
podría suponerse, desde luego, pero hay bastantes- que llevan sin
especial alharaca vidas razonablemente semejantes a la de Madame de
Châtelet. Seguramente no traducen la Eneida ni comentan a
Newton, no discuten de física con los mayores sabios de la época
mientras se codean con príncipes y se acuestan con duques, pero se las
apañan bastante bien para ser cultas y libres. En los días de la divina
Émilie, estos comportamientos eran mucho más insólitos e improbables.
Ella fue pionera. Además de a su talento y su coraje intelectual, se lo
debió a su padre: el barón de Breteuil, un viejo diplomático que la
educó como a un varón en cuanto se dio cuenta de que era más lista que
casi todos los varones que conocía. La misma Émilie reivindicó años más
tarde ese derecho a la educación: "Si yo fuera el rey, reformaría un
abuso que condena por así decir a la mitad del género humano... Haría
participar a las mujeres en todos los derechos de la humanidad y sobre
todo en los del intelecto... Estoy persuadida de que muchas mujeres o
ignoran sus talentos, por el vicio de su educación, o los esconden por
prejuicio y falta de coraje en su espíritu". De modo que Émilie aprendió
latín, italiano e inglés. Todo le interesaba, desde los estudios
bíblicos hasta las matemáticas o el teatro. Y también por supuesto la
música, para la que estaba bien dotada: en las reuniones sociales, a la
menor provocación, cantaba las arias de Issé con indudable excelencia.
A los diecinueve años la casaron con Florent Claude, marqués de
Châtelet, y tuvo suerte otra vez. El marqués era un militar simple pero
tolerante, que admiraba sinceramente a su mujer y pronto le concedió
toda la libertad que en la época era compatible con el buen tono. Además
era gallardo y apasionado, cosa que su mujer apreció al principio en
todo su valor. Émilie hablaba de ciencia o filosofía con los hombres
sabios, pero con otros que no lo eran tanto también encontraba formas
placenteras de relación. Al marqués le dio un heredero y una hija, en
rápida sucesión, de los que se ocupó sin entusiasmos maternales
desbordantes pero sin descuido: la marquesa se esforzó siempre por
compaginar deber y placer, con mejor o peor fortuna. ¿No he dicho ya que
era sabia? Pues lo fue, sin duda, no sólo cultivada o lista. En sus
aposentos nunca faltaban cuatro o cinco mesas cubiertas de libros
abiertos, infolios, apuntes, cálculos... cada una de ellas dedicada a
uno de los estudios que tenía en marcha. En todos sus retratos famosos
(el de Choisel, el de Marianne Loir...) aparece con el compás en la
mano. Tradujo La fábula de las abejas, de Mandeville, y escribió un libro de divulgación, Instituciones de física,
para su hijo de doce años, en el que combina la metafísica de Leibniz
con las nuevas ideas de Newton. ¡Ah, cómo se resistían a las ideas de
Newton los académicos franceses! Oponían los torbellinos de Descartes a
la acción a distancia y malentendían el resto. La marquesa, defensora
elocuente de las novedades newtonianas, polemizó sobre las "fuerzas
vivas" con el secretario de la Academia de Ciencias, un soberbio pelmazo
llamado Dortous de Mairan. ¡Ella, una simple mujer, que por tanto no
podía entrar en la docta casa! El doctor Dortous trató de apabullarla
con mucho desdén y pocos argumentos desde su elevado cargo, recibiendo
el inequívoco revolcón por parte de su adversaria, que le pulverizó tras
advertirle, memorablemente, al comenzar su respuesta: "Yo no soy
secretario de la Academia, pero tengo razón, que es algo que vale más
que todos los títulos...".
Entonces, llegó Voltaire
Ella le admiraba desde tiempo atrás, disfrutaba con su teatro (por difícil
que hoy pueda parecernos) y veía desde lejos el fulgor de su encanto
social, nimbado por el escándalo de los devotos y el desdén de la
nobleza chapada a la antigua. Después se encontraron en la Ópera, una
amiga servicial preparó una cena íntima y a partir de ahí, el uno para
el otro... sin dejar de ser cada cual para sí mismo, desde luego. Émilie
tenía veintiocho años, Voltaire cuarenta. En el castillo familiar de
Cirey se prepararon un refugio de estudios y amores, con la benévola
comprensión del tolerante marqués. ¡Compartían tantas cosas! Ambos
apenas comían, les bastaba con dormir tres horas, pero no paraban de
charlar (a menudo en inglés, para guardar sus secretos), disfrazarse
para hacer teatro, leer a los clásicos y sobre todo a los modernos,
hacer experimentos de física y química, criticar a los pedantes y
coquetear con todo el mundo. Voltaire la admiraba, de eso no cabe duda:
nunca tuvo un amigo más inteligente ni mayor complicidad con nadie.
También sentía algo así como una rara ternura (¡él, tan seco, tan
cáustico!) por su lado convencionalmente femenino, aficionada con
exageración a las joyas, perifollos y potingues de maquillaje. La
llamaba "Madame Newton-Ponpón", a la vez la más erudita de la clase y la
que soñaba con que todos los chicos la sacasen a bailar. Cuarenta años
más tarde, en su dormitorio de Ferney, a la cabecera de su cama, el gran
iconoclasta sólo tenía como estampa que velase su sueño el retrato de
la marquesa de Châtelet.
En dos cosas, empero, diferían sustancialmente y ambas eran pasiones de Émilie no compartidas por
Voltaire. Primero, la afición al juego de naipes, que estuvo a punto de
arruinarla más de una vez y que a él le parecía una pérdida de tiempo
pero sobre todo de dinero (Voltaire tenía muy desarrollado el instinto
comercial). Y desde luego la entrega al arrebato erótico, que en ella
era una vocación desbocada y en él sólo una serie de amables
pasatiempos. En su Discurso sobre la felicidad, Émilie defiende
ambos arrebatos precisamente por su carácter de desbordamiento
emocional: "Pasiones tendríamos que pedirle a Dios si nos atreviéramos a
pedirle alguna cosa... Supongamos, por un momento, que las pasiones
hagan a más personas desgraciadas que felices; digo que, aun así,
seguirían siendo deseables, porque es la condición sin la cual no se
pueden gozar grandes placeres; y no merece la pena vivir si no es para
tener sensaciones y sentimientos agradables; y cuanto más vivos son los
sentimientos agradables, más felices somos". De modo que cuando se
convenció de que Voltaire, pese a su tierno afecto, le hacía menos caso
que a Federico de Prusia (que cuando invitaba al filósofo especificaba
que fuera solo: en Sans-Souci no entraban ni curas ni mujeres) o a su
lasciva sobrina Madame Denis, comprendió que había que buscar la pasión
en otro lado. Y así llega a su vida Saint-Lambert, diez años más joven
que ella, un pisaverde bonito al que se entrega con un entusiasmo
amoroso que primero le halaga y luego le asusta. Para colmo, el muy
torpe la deja embarazada. A su edad, en aquella época, es mal asunto.
Sin embargo guarda para ella sus peores presagios y se apresura a acabar
su magna traducción comentada de los Principia, de Newton. En
septiembre de 1749 da a luz una niña perfectamente sana, pero ella muere
de fiebre puerperal dos días después, a punto de cumplir los cuarenta y
tres años.
El lector que se interese por esta mujer valerosa y genial debe leer su Discurso sobre la felicidad. La edición en castellano de Isabel Morant (editorial Cátedra, colección Feminismos, 1996) cuenta con una excelente introducción y va seguida de una selección de su correspondencia. Este año, la editorial Nivola ha publicado una breve biografía con simpáticas ilustraciones, pensada para un público adolescente como cualquiera de nosotros, escrita por Élisabeth Badinter y Jacqueline Duhéme: Las pasiones de Émilie. Yo he tomado prestado el título -llamativo pero algo reduccionista- de este artículo a Gilbert Mercier, autor de la biografía (ligeramente) novelada Madame Voltaire, editorial de Fallois, París, 2001. Por lo demás, la recuerdo -es decir, imagino que la recuerdo- cualquier noche en sus aposentos de Cirey, trabajando compás en mano y pluma de oca en ristre a la luz temblona de los candelabros. En su dedo anular lleva la sortija de cornalina cuya piedra cede a una pequeña presión para descubrir el minúsculo retrato secreto, que primero fue el del marqués de Châtelet, luego el del conde de Guébriand (por cuyo abandono estuvo a punto de suicidarse), más tarde el del sabio Maupertuis, y el del duque de Richelieu, y sin duda el de Voltaire, desplazado luego por la efigie del fatal Saint-Lambert... Lances del corazón, que nos hacen a la par felices y desdichados. Pero, frente a ella, esta madrugada, se abren los volúmenes del amor que no traiciona, el de sir Isaac Newton. Y por el abierto ventanal vemos brillar las estrellas, aparentemente ingrávidas pero racionalmente graves, muy graves... ¡Chiss, salgamos sin hacer ruido, la marquesa estudia! Buenas noches, Émilie.
lunes, 5 de noviembre de 2012
Masonería: No a la violencia de género
Nos
hacemos eco del comunicado de la Federación Francesa de nuestra Orden
que sobre la violencia de género hacía público días pasados. No es
necesario decir que nos sumamos en todos sus términos a lo que en él se
expresa máxime si tenemos en cuenta que nuestro país no se encuentra,
desgraciadamente, libre de esta plaga que es la violencia de género y
que se pùede hacer extensiva a otros tipos de violencia relacionada con
el género.
La
Federación Franacesa de la Orden Masónica Mixta Internacional le DROIT
HUMAIN (El DERECHO HUMANO) ha publicado, desde el año 2002, propuestas
tendentes a luchar contra la plaga de la violencia que sufren las
mujeres. Comprendían sobre todo medidas preventivas como la introducción
de este problema en la formación inicial y continua de todos los
profesionales concernidos por el problema ( jueces, magistrados, cuerpos
de seguridad, abogados y abogadas, trabajadores sociales, docentes
....) la generalización de la información en el medio escolar sobre el
respeto mutuo entre chicas y chicos y la desaparición de los
estereotipos en los manuales escolares. Se preconizaba en ellas
igualmente, asegurar de un modo real y eficaz la ayuda a las víctimas
mediante el refuerzo de los medios económicos con los que se dota a los
organismos competentes en esta materia.
Reafirmamos
que la violación es la expresión más violenta de la relación de dominio
del hombre sobre la mujer y debe ser considerado como un crimen y
tratado como tal mediante la aplicación de las leyes en vigor. La
primera Orden Masónica Mixta, considerando que la mixidad es una
condición necesaria para el progreso de la humanidad, ha sido fundada
sobre el principio de igualdad absoluta entre hombres y mujeres. La
mixidad es condición indispensable para que la humanidad progrese. Es
indispensable que las mujeres se beneficien de iguales prerrogativas y
obligaciones que los hombres. Una sociedad justa y fraterna no puede
tolerar ninguna forma de violencia sea manipulación, rechazo,
humillaciones y agresiones de cualquier tipo contra las que es necesario
luchar.
16 de octubre de 2012
La Fédération Française de l’Ordre Maçonnique Mixte le DROIT HUMAIN avait dès 2002 publié des propositions permettant de lutter contre le fléau des violences faites aux femmes. Elles comportaient surtout des mesures préventives comme l’inscription de ce problème dans les formations initiales et continues de tous les professionnels concernés ( magistrats, policiers, avocats, gendarmes, médecins, travailleurs sociaux, enseignants….), la généralisation de l’information en milieu scolaire sur le respect mutuel entre garçons et filles et la disparition des stéréotypes de comportement dans les manuels scolaires. Elles préconisaient également d’assurer de manière réelle et efficace l’aide aux victimes en renforçant les moyens financiers dévolus aux organismes compétents dans ce domaine.
Elle réaffirme que le viol est
l’expression la plus violente du rapport d’emprise et de domination de
l’homme sur la femme et doit être considéré comme un crime et traité
comme tel par l’application des lois en vigueur.
Le premier Ordre Maçonnique Mixte, considérant que la mixité est une condition nécessaire au progrès de l’humanité, a été fondé sur le principe, de l’égalité absolue entre hommes et femmes. La mixité est une condition nécessaire au progrès de l’humanité. Il est indispensable que les femmes bénéficient des mêmes prérogatives et des mêmes obligations que les hommes. Une société juste et fraternelle ne peut tolérer aucune forme de violence telle que manipulations, déchéances, humiliations et agressions contre lesquelles il convient de lutter.
Le premier Ordre Maçonnique Mixte, considérant que la mixité est une condition nécessaire au progrès de l’humanité, a été fondé sur le principe, de l’égalité absolue entre hommes et femmes. La mixité est une condition nécessaire au progrès de l’humanité. Il est indispensable que les femmes bénéficient des mêmes prérogatives et des mêmes obligations que les hommes. Une société juste et fraternelle ne peut tolérer aucune forme de violence telle que manipulations, déchéances, humiliations et agressions contre lesquelles il convient de lutter.
jueves, 1 de noviembre de 2012
¿A la Gloria de la Humanidad y al Progreso del Gran Arquitecto?
Discúlpeseme el título, pero es la humorada que se me ocurre para ese doble llamamiento de A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo y al Progreso de la Humanidad
con el que se comienzan algunas planchas y se abren en ocasiones los
trabajos en L.·. Llamamiento, que en una de sus versiones admite sólo el
de al Progreso de la Humanidad, pues si lo redujéramos a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo su
proponente tendría una advertencia muy seria del V.·.M.·., y con razón,
pues estaría contraviniendo uno de los principios básicos de la
Masonería Universal: su dedicación a la mejora del género humano.
Es el Progreso de la Humanidad
el eje por el que cualquier masón, sea de la Obediencia que sea,
regular o liberal, hombre o mujer, se reconoce en su H.·. o Hna.·. como
tal y es, así, reconocido.
Cualquier
otra distinción: la mixicidad, el rito, la creencia deísta o teísta o
ninguna creencia, el símbolo… será motivo de diferencia en la
interpretación, la valoración, la importancia que le demos y por ende,
motivo de lejanía, por más que tantas otras cosas nos unan.
Entonces, ¿por qué mantener una invocación que no une más de lo que la Masonería en sí lo hace? ¿Qué virtud tiene esa invocación al GADU para que se mantenga? ¿Acaso su desaparición privaría al H.·. de su creencia? ¿Acaso se le haría de menos en la L.·.? ¿Perdería importancia su trabajo y su pensamiento en el T.·.? No lo creo.
Soy consciente de que puestas a la inversa estas preguntas, sobre si la mención a GADU hace al ateo o al agnóstico sentirse menos fraterno o incómodo con su H.·. o Hna.·. creyente tendría la misma respuesta: No.
Entonces, ¿por qué mantener una invocación que no une más de lo que la Masonería en sí lo hace? ¿Qué virtud tiene esa invocación al GADU para que se mantenga? ¿Acaso su desaparición privaría al H.·. de su creencia? ¿Acaso se le haría de menos en la L.·.? ¿Perdería importancia su trabajo y su pensamiento en el T.·.? No lo creo.
Soy consciente de que puestas a la inversa estas preguntas, sobre si la mención a GADU hace al ateo o al agnóstico sentirse menos fraterno o incómodo con su H.·. o Hna.·. creyente tendría la misma respuesta: No.
Entonces,
¿por qué plantear su eliminación como invocación ritual en las planchas
y trabajo en L.·.? Pues, en mi opinión, porque no aporta nada al
trabajo que hacemos. Porque está en el origen del cisma de la masonería
en el XIX. Pero sobre todo, porque es un “metal”, y si dejamos fuera del
T.·. los “metales” ¿qué sentido tiene que lo introduzcamos como
apertura de los trabajo? Me parece que es un contrasentido.
Cierto es que esa invocación tan etérea de Gran Arquitecto,
tan llena de interpretaciones, desde la más cercana a un ser superior
antropomorfo, pasando por la de una fuerza cósmica, a la de una
partícula quántica -pues una característica del librepensamiento es su
capacidad para ir de lo más concreto y empírico a lo más amplio y
simbólico-, es la forma más sincrética que pudiera aceptar cualquier
creyente.
Y
si esto es así -que a lo mejor no-, ¿es la fórmula del GADU el mínimo
común denominador en que cualquier masón, con un sentido de la
trascendencia, se siente cómodo? O ¿algunos preferirían una mención más
expresa y personal, más reconocible en la iconografía? No lo sé. Pero me
llama la atención la defensa que se hace de esa parcela del libre
pensamiento ligada a la invocación de algo tan polimorfo. Algo que lo es
todo y es nada en concreto.
Y
más en una Obediencia en la que se dan por superadas las Constituciones
de Anderson, tanto en el papel que le niega a la mujer como en su
apertura a cualquier ser humano sin importar su creencia religiosa o
ausencia de ella; quedando como una recomendación en su Constitución y
Reglamento el emplear las dos invocaciones: a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo y al Progreso de la Humanidad
o, sólo, la segunda; pero en ningún caso la primera sin la segunda. Lo
que vendría a indicarnos que nuestro objetivo no es GADU, sino la
Humanidad.
En
mi opinión, es una concesión, que como la carga de profundidad que la
Constitución española de 1978 se tragó con la mención a la Iglesia
católica en su texto, tras declarar solemnemente que “ninguna religión
tendrá carácter estatal”, -si no la “tendrá”, ¿para qué la mencionas?-
introduce un ruido en el trabajo del T.·.
Si
la opción de creer o no creer en GADU es una facultad libérrima de la
conciencia de cada masón, ¿no lo tendría, en cualquier caso, presente si
no lo menciona? ¿Necesita GADU que alguien trabaje a su gloria? ¿Para
qué poner al GADU al inicio de trabajos, planchas…? No lo entiendo.
Y
esta es mi opinión, dicha sin la intención de incomodar a ningún H.·. o
Hna.·., que GADU aparte, me son más queridos que la desaparición de
este, para mí, “ruido”.
Ricardo.
domingo, 28 de octubre de 2012
Martha Craven Nussbaum
Desde este blog, queremos felicitar a la prestigiosa filósofa neoyorquina Martha C. Nussbaum, sobre quien ha recaído el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales de este año.
Poseedora de un enfoque innovador, sustentado en su formidable formación clásica (helenista erudita), con una extensa obra ensayística y con un abanico de intereses muy amplio (el amor, la compasión, la justicia social, la educación, los sentimientos, la libertad, la cultura, la política, etc.), especialista en los grandes clásicos de la filosofía griega como Aristóteles y Platón, es una firme defensora de la enseñanza de las Humanidades.
En su libro El cultivo de la humanidad: una defensa clásica de la reforma en la educación liberal (Paidós ibérica, 2005), aboga por la enseñanza humanística como una forma de aprender a pensar de forma rigurosa y crítica y de impulsar los valores éticos universales que ella propugna.
Defensora de una ciudadanía mundial, apuesta por el cosmopolitismo socrático ("Yo soy un ciudadano, no de Atenas o Grecia, sino del mundo", como algo imprescindible para valorar la diversidad humana. Nussbaum piensa en nosotros mismos como una serie de círculos concéntricos, siendo el mayor de todos el de la Humanidad. Así, en su libro Los límites del patriotismo: identidad, pertenencia y "ciudadanía mundial" (Paidós ibérica, 1999), la tarea del cosmopolita consistiría en “atraer estos círculos hacia el centro” para que toda la humanidad nos sea tan familiar como nuestros compatriotas.
Su enfoque holístico la ha llevado a colaborar durante los últimos 25 años con el premio nobel de economía Amartya Sen, en la elaboración y el perfeccionamiento de un modelo alternativo de evaluación del desarrollo humano: el llamado «enfoque de las capacidades». En su libro Crear capacidades: propuesta para el desarrollo humano (Paidós ibérica, 2012), distingue entre el avance económico de un país que refleja el PIB y el progreso en educación y desarrollo de sus ciudadanos, para analizar de una manera más realista, y socialmente más justa, los factores que afectan a la calidad de la vida de una persona. Capacidades que debe definir cada comunidad de acuerdo con sus fines específicos. Nussbaum reniega del concepto contractualista del ciudadano, según la cual los seres humanos se unen exclusivamente por la búsqueda del beneficio mutuo. Según Nussbaum, alguien se percibe como ciudadano merecedor de un trato digno, por el sólo hecho de formar parte de la especie humana.
Como comentamos en este mismo blog hace algo más de un año (Un ¿nuevo? paradigma), no podemos por menos resaltar la vigencia de las palabras del H.·. Georges Martin, fundador de nuestra Orden: "La Francmasonería Mixta no se trata de un nuevo culto sino de una filosofía humanista que pretende impregnar sus valores en el terreno social. El Derecho Humano, la paz entre los pueblos de toda la tierra, la Libertad, la Igualdad, la Fraternidad: he ahí los preceptos de la Francmasonería Mixta que darán a luz a la justicia, la tolerancia y la solidaridad”.
Hermano Franklin
sábado, 27 de octubre de 2012
Entrega de los IV Premios Progreso
Ayer viernes, 26 de octubre, y un año más la Logia Progreso de Oviedo ha entregado sus IV Premios a la Labor Social.
En esta ocasión el reconocimiento de la la logia ha recaído en el colectivo CSOA La Madreña y la Tertulia Feminista Les Comadres.
Los primeros como representación de la auténtica expresión democrática que se aglutina bajo la etiqueta 15-M y que adquiere múltiples formas y maneras de enfrentarse a una crisis que es algo más que económica ya que tiene importantes implicaciones sociales y políticas al poner en entredicho una manera caduca de entender las relaciones entre representantes y representados.
Las segundas como reconocimiento a un colectivo de larga trayectoria de reivindicación del papel de la mujer en la sociedad. Otra forma de rebeldía frente a lo establecido y en busca de una sociedad en la que ser hombre o mujer no tenga más importancia que la puramente biológica.
En el acto, celebrado una vez más en el salón de actos del espacio municipal La Lila, intervinieron Pedro-José Vila en nombre de la Fundación María Deraismes que apoya estos galardones desde sus inicios, los galardonados, la presidenta de Les Comadres y una portavoz en representación de La Madreña, y cerró el acto el Presidente de la Federación Española de la Orden Masónica Mixta Internacional Le Droit Humain, José Alberto Hidalgo, actuando como maestro de ceremonias el Presidendente de la logia ovetense Iván Fernández.
Pedro-José Vila habló de la labor de la Fundación y de la figura de Maria Deraismes, así como del trabajo de la Fundación en la difusión de sus ideas y de la masonería mixta y humanista que representa el Derecho Humano. En otro momento de su intervención hizo una referencia a la Dra. Nussbaunn, destacada filósofa humanista que también recibía un reconocimiento más o menos en el mismo momento y a poca distancia del lugar en el que la Logia Progreso homenajeaba a los dos colectivos galardonados este año.
Por parte de los galardonados intervino María quien explicó el trabajo y cómo había nacido el Centro Social Ocupado Autogestionado La Madreña, en un intento de devolver a la ciudadanía un espacio que había sido público y que terminaba en manos privadas, en pleno boom de la burbuja inmobiliaria, para la construcción de viviendas de lujo. La Madreña lleva a cabo actuaciones culturales y formativas abiertas al público sin la menor restricción. María también hizo hincapié en el feminismo en el que creen, el igualitario entre hombres y mujeres.
Intervino a continuación la Presidenta de Les Comadres, Begoña, quien nos relató la historia -ya larga- de la asociación gijonesa, reivindicó el papel de masonas como Rosario Acuña, Clara Campoamor y la propia Maria Deraismes de quien aprovechó una cita para cerrar su intervención.
El acto fue cerrado por el Presidente de la Federación Española de Le Droit Humain que puso de manifiesto el trabajo de la Logia Progreso y la coincidencia, cada cual a su manera, entre los fines de la masonería y los de las asociaciones galardonadas.
Con un pequeño intercambio de opiniones entre los asistentes se dio por cerrado el acto, que en algunos días se podrá seguir en nuestra videoteca.
Por parte de los galardonados intervino María quien explicó el trabajo y cómo había nacido el Centro Social Ocupado Autogestionado La Madreña, en un intento de devolver a la ciudadanía un espacio que había sido público y que terminaba en manos privadas, en pleno boom de la burbuja inmobiliaria, para la construcción de viviendas de lujo. La Madreña lleva a cabo actuaciones culturales y formativas abiertas al público sin la menor restricción. María también hizo hincapié en el feminismo en el que creen, el igualitario entre hombres y mujeres.
Intervino a continuación la Presidenta de Les Comadres, Begoña, quien nos relató la historia -ya larga- de la asociación gijonesa, reivindicó el papel de masonas como Rosario Acuña, Clara Campoamor y la propia Maria Deraismes de quien aprovechó una cita para cerrar su intervención.
El acto fue cerrado por el Presidente de la Federación Española de Le Droit Humain que puso de manifiesto el trabajo de la Logia Progreso y la coincidencia, cada cual a su manera, entre los fines de la masonería y los de las asociaciones galardonadas.
Con un pequeño intercambio de opiniones entre los asistentes se dio por cerrado el acto, que en algunos días se podrá seguir en nuestra videoteca.
martes, 23 de octubre de 2012
Los medios de comunicación ¿el cuarto poder?
Isabel Barragán Vera - Tercera Información
En las últimas décadas, los medios de comunicación de masas se han
ido integrando en grandes grupos de comunicación, que hacen que
conceptos utópicos e idealistas como cuarto poder, pluralismo,
independencia o prensa libre queden relegados a uno único concepto, el
marcado por el poder económico, en el que hoy en día los medios están
totalmente integrados. En este contexto, en esta sociedad-mercado en la
nos encontramos, vivimos de ilusiones prefabricadas, como el pluralismo,
la independencia, la creencia en una prensa libre o de un Cuarto Poder;
creados para que la sociedad viva de la forma menos crítica posible, y
así los medios de comunicación masivos puedan seguir influenciando en su
vida cotidiana a través de mensajes uniformes y superfluos.
Los medios de comunicación forman parte del Sistema de Mercado, donde
el neoliberalismo y la privatización se erigen sobre cualquier
principio ético. De esta forma, los mass media quedan totalmente
insertos en el poder económico, que los utiliza para difundir mensajes
disfrazados de verdad, siendo en realidad informaciones interesadas, que
transmiten los valores propios del sistema a través de un mensaje
hegemónico y permanente de consumo mediante la creación de falsas
necesidades.
Para comprender o, al menos intentarlo, el entramado de poder
económico que se esconde tras los medios de comunicación de masas, es
necesario interrelacionar una serie de elementos, vinculando lo local,
lo nacional y lo mundial. De esta forma, podremos ser conscientes de la
relación existente desde el punto de vista económico y, por tanto, de la
falsa independencia, entre los medios de comunicación que consumimos
cada día, con grandes conglomerados mediáticos que no sólo poseen medios
de comunicación, sino que también están vinculados a otros sectores
productivos, como el sector financiero, el armamentístico, el
automovilístico o el aeronáutico.
Esto supone un beneficio implícito desde el punto de vista económico,
pero también hace que un grupo determinado pueda manipular a la
población sobre las ventajas de las empresas que forman parte del mismo a
través de los medios de comunicación de los que dispone. Así, los
grupos empresariales se sirven de la manipulación informativa para
obtener, conservar y aumentar su poder.
Esta situación es consecuencia del libre mercado, que ha ido
evolucionando hasta degenerarse y culminar en el neoliberalismo
irracional existente en nuestros días, mediante la concentración
económica y la flexibilidad del poder político y legislativo en todos
los ámbitos, también en el de los medios de comunicación. Éstos, como
buenas empresas, se sirven de la concentración económica para
multiplicar beneficios e influencia. Esta consideración de los medios de
comunicación como parte del poder económico, forma parte de la
corriente Economía Política de la Comunicación, corriente crítica y
heterodoxa contraria al pensamiento dominante marcado por el Sistema de
Economía de Mercado.
Una alternativa a todo esto es Internet, que invita a un pluralismo
real a través de multitud de páginas web y blogs, donde existe esa
diversidad de opiniones, pero la gran parte de los mensajes que llegan a
la población procede de los medios de comunicación convencionales, que
están sometidos al mercado.
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