jueves, 20 de enero de 2011

Que es un franc-masón. Una opinión


Para mi un masón es -debiera ser pienso yo- alguien muy preocupado por la Libertad y, por acotar el concepto, lo que se denomina un librepensador, un individuo eminentemente crítico, empeñado en alejarse de ese mal que acecha hoy, ayer y seguramente mañana a las personas, el pensamiento único, curiosa definición de aquello cuyo fin último es la castración intelectual de los individuos, convertirlos en auténticos esclavos incapaces de pensar por si mismo e imbuidos de toda suerte de dogmas, supersticiones y miedos.

Esa cualidad de persona libre es, quizás, la que para mi es la perfecta definición de quienes nos integramos en esta venerable y antigua orden, porque de esa libertad nacen el resto de cualidades que con ahínco perseguimos, la Igualdad y la Fraternidad. Sólo desde la Libertad podemos considerarnos iguales a los demás y estos a nosotros mismos. ¿Cómo vamos a buscar la igualdad sin reivindicar antes la libertad para todos? Somos iguales en cuanto a nuestra capacidad para pensar, para intuir, para escarbar en pos del conocimiento que, a la postre, nos hará cada vez más libres y en consecuencia cada vez más iguales.

Ahora bien, ¿Somos los únicos que perseguimos ese ideal de Libertad? Seguramente no y, en consecuencia, ¿Qué es lo que nos distingue? Una cuestión, quizás trivial, pero definitiva y definitoria, la forma, el como, nuestra particular manera de trabajar y que desde el inicio del Arte conocemos como Rito, tremenda palabra con una carga ideológica importante y que desde luego y dado nuestro inequívoco laicismo nada tiene que ver con cualquier concepción del rito como parte de una religión.

Somos, deberíamos ser, individuos para quienes el avance espiritual de la humanidad sólo sería posible desde el paulatino mejoramiento de cada uno de nosotros, eso que en determinadas confesiones religiosas se llama la “comunión de los santos”, y que no es más que la interrelación que existe entre todos los individuos. La tarea, libremente asumida, de labrar nuestra piedra bruta no es más que el trabajo duro de elevarnos desde nuestros instintos animales hacia la perfección que se espera de quienes tenemos la capacidad para pensar.

Finalmente, somos personas que entendemos la fraternidad como algo más que la simple caridad, somos absolutamente refractarios al término y a su práctica, hacia los que tiene menos (menos cosas materiales y, sobre todo, menos de eso que, de una manera cursi, llamamos los bienes del espíritu, la cultura, el punto de partida para alcanzar la libertad) y que se traduce en nuestra preocupación por cuestiones sociales como la inmigración, la globalización neoliberal, el derecho a morir dignamente y tantas otras que ya han tenido cabida en este mismo blog.

Podría pensarse que al igual que nosotros existen otro tipo de organizaciones que tiene similares objetivos aunque existan dos cuestiones que nos hacen diferentes, profundamente diferentes, la ya enunciado de la utilización de un rito como método de trabajo y una segunda más fundamental y de más hondo calado, el camino iniciático, algo difícilmente explicable ya que debe ser vivido e interiorizado y esto se hace de manera diferente por cada individuo

He dicho

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