viernes, 3 de febrero de 2012

El Taller

Dibujo de Mauro Entrialgo

Tengo la suerte de tener unas hijas maravillosas, pero poco pegadas a mis actividades en lo que se refiere a mis ideas, quizás es culpa mia por no ser muy comunicativo con ellas en estas cosas, pero es que nunca quise influir en ello y ahora no puedo protestar, en fin que el otro dia, el sábado anterior a este que tuvimos tenida, les dije que iba al templo, que teníamos tenida, tal fue su cara de sorpresa que no me quedo mas remedio que explicar el tema, asi y todo no quedó nada claro, de hecho sospechan que aquí adoramos no se qué. Esto creo que no ocurre solo con mis hijas, creo que ocurriría con una gran mayoría de personas de nuestra cultura, pues para esa mayoría templo es el lugar donde se rinde culto a un dios.

Ya se que decimos que la universidad es el templo de la sabiduría, que nosotros somos el templo que  contiene el alma, que el campo del Atltetic es el templo del futbol y que se yo que tonterías mas, pero eso es lo que llamamos metáforas, o sea que no me vale el argumento.

¿Nosotros a qué venimos aquí?, respuesta, a trabajar, somos obreros de la piedra, de hecho nos vamos con la satisfacción del trabajo realizado y el salario recibido, por lo tanto esto es un taller, un lugar de trabajo y no de culto, de adoración

¿Venimos a adorar a algo o a alguien?, No, por eso se llama logia o taller y no hacen falta mas nombres. Ahora bien puede aducirse que en nuestra orden hay muchas sensibilidades, y que los talleres anglosajones tienen un sentimiento deísta que el suprimir lo de templo les llega al alma (no podía se de otra manera) y que por una tontería asi no merece la pena que tengamos un problema, bien veamos esta situación. Los que no estamos por la labor para no ser intransigentes debemos dar nuestro brazo a torcer, si lo hacemos ¿los intransigentes son ellos? por no decir dogmaticos, Si María Deraismes y Georges Martin no hubiesen sido intransigentes hoy yo no estaría aquí, pues nunca hubiese entrado en un taller, en una orden que no considerara iguales a todos los sexos.

Cómo creo yo que debe ser el taller, ya sabemos que va de oriente a occidente, de norte a sur y del cenit, que como sabemos viene del árabe, según el diccionario etimológico, y que significa el paraje de la cabeza (al parecer es un error de los manuscritos de Alfonso el Sabio), al nadir, que también viene del árabe, y es el punto opuesto al cenit, todo esto tiene que ver, desde un punto de vista simbólico, sobre la luz o su carencia y sobre el microcosmos y el macrocosmos.

Cuando nos iniciamos nos dicen que dejemos los metales fuera en señal de que en este lugar todos somos iguales, no hay ricos ni pobres ni ostentaciones, por lo que considero que el taller ha de ser un lugar austero, sobrio, con lo que tiene que tener, pero sin lujos, con la simbología de aquello para lo que está concebido, aquí aprendemos a saber, a embellecer y a amar lo que se hace, hacerlo con amor es de por sí ya algo bello y sea como sea, con mas o menos conocimientos, el amor lo hace bello e igual, de manera que no hay  planchas mejores ni peores si están hechas con amor.

Aquí tendremos las herramientas que necesitamos para nuestro trabajo, mazo, regla, cincel…Donde  podamos ejercer la fuerza, la destreza la medida equilibrada…

Hagamos del taller el lugar donde nacen y se desarrollan las ideas-fuerza que nos harán cambiar a nosotros y asi cambiaremos el mundo, no en un templo, sino en un taller universal, donde el trabajo sea un medio para la felicidad y no un fin para la obtención de riquezas, recordemos las palabras del poeta

Oh nuevos guerreros 
que surja en mundo otro dios que el dinero
que muera el que mata el latido de la primavera
 y corona con sangre la cuna del recién nacido…

Ángel

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