sábado, 20 de agosto de 2011

La influencia del ritual en la formación masónica


El ritual en su parte exotérica, externa, es el conjunto de ceremonias con que los masones ordenamos nuestras TT:., se trata del vestimento, del traje y de la herramienta de la que nos servimos para que nuestro trabajo fructifique. Puede quedarse sólo en la parte visible y no ser más que una mera ceremonia vacía de todo contenido o puede ser el método con el que progresemos en nuestro trabajo de mejoramiento personal y de búsqueda de una sociedad mejor en la que todos los seres humanos seamos Libres, Iguales y la Fraternidad sea la fórmula de convivencia, la utopía en fin.

Como ya he dicho el ritual puede quedarse en las formas deviniendo, entonces, en algo vacío y sin más sentido que el estético para quienes gusten de las ceremonias, no distinguiéndonos de quienes, en cualquier religión, no van más allá de las formas externas, conveniencias sociales en fin sin mayor sentido que la satisfacción personal o la adopción de vivencias puramente exotéricas.

Si, por el contrario, el masón o la masona interioriza el rito tendrá a su disposición una poderosa herramienta con la que ir moldeando su piedra bruta y adentrarse en el camino de la perfección y de búsqueda del conocimiento que es la masonería. En este caso estaríamos en presencia de un método de trabajo que nos iría modelando nuestra personalidad de acuerdo con las especificidades de nuestra Orden.

Si optamos por la segunda opción, la primera no sería admisible en un verdadero masón más que en sus primeros estadios de vivencia masónica (Aprendiz), es necesario que interioricemos cada uno de los elementos que componen nuestro ritual y que, más allá de un concepto de belleza estética, sepamos encontrar en cada una de sus partes una aplicación práctica de cara a nuestro transitar por el mundo profano.

Cuando ingresamos en masonería, nuestra etapa de aprendices, la fogosidad es la norma. Trabajamos de forma impetuosa e irreflexiva, nos cuesta trabajo acatar la regla del silencio, quisiéramos estar en todos los debates y poner de manifiesto nuestros puntos de vista sobre todo lo que se discute en logia. El método masónico nos obliga a mantener silencio, en algunos talleres ni tan siquiera es permitido que los Aprendices o Aprendizas den lectura a sus trazados, a escuchar y a reflexionar. La comunicación Vigilante-Aprendiz/a es el sistema natural para encauzar nuestra vehemencia. El asistir con atención al desarrollo de las Tenidas ayuda a comprender otras cuestiones inherentes al método masónico: respeto a los argumentos del otro, el debate sereno, abandonar la polémica para entrar en un estadio que nos permita construir a partir de los postulados del resto de los hermanos/as que van interviniendo en el debate. Lo que podríamos denominar un trabajo cooperativo de construcción intelectual.

Si el paso por el Primer Grado supone una etapa de aprendizaje y, sobre todo, de adaptación a una nueva forma de entender el trabajo intelectual, la estancia en el Segundo Grado simbólico nos prepara para el siguiente peldaño ya que nos permite expresarnos con total libertad aunque observando siempre las normas, petición de palabra y espera, siempre la paciencia, a que esta nos sea concedida. Aún aquí algunos resortes nos hacen caer en la irreflexión y levantarnos antes de que nuestro Vigilante, tras el permiso del V:.M:., nos invite a expresar nuestra opinión. Pequeñas imperfecciones que nos hacen ver que nuestra obra no está completa, la piedra sigue exigiendo ser trabajada.

Llegados al Tercer Grado simbólico, estación de ninguna parte, hemos alcanzado la plenitud de nuestro ser masónico. Es llegado el momento en que lo aprendido hasta este momento deba ser puesto en práctica de manera continua. Nuestra actuación debe servir de ejemplo a nuestros HH/as:. de los primeros grados y, por ello, nuestra actitud debe ser de respeto hacia todos los miembros del taller, el comedimiento debe ser nuestra norma de vida y las aportaciones al trabajo común deben ser una de nuestras preocupaciones, no es de recibo que, tras alcanzar la maestría, alguien piense que acaba de ser exonerado de sus obligaciones. Quien así actúe está claro que no ha entendido nada del método masónico.

Llegados a este punto habremos comenzado a vislumbrar el camino por el que continuar nuestra andadura, el conocimiento reflexivo de las cosas, la conciencia masónica.

He dicho

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