jueves, 10 de febrero de 2011

El Ritual en Masonería




En primer lugar, quisiera recordar que la Orden a la que pertenecemos basa su ritmo de trabajo en la ética laica, que es para nosotros aquella que garantiza a todos los seres humanos la libertad absoluta de conciencia y de pensamiento, y esto es lo que consideramos que favorece el desarrollo del humanismo.

La iniciación y todos nuestros trabajos tienen como finalidad intentar comprender la condición humana, y desde esa comprensión trabajar a favor de un mundo mejor, por ello el ritual nos invita a “llevar fuera la tarea comenzada en el Templo”.

En palabras de Georges Martín:
“La Francmasonería Mixta no se trata de un nuevo culto sino de una filosofía humanista que pretende impregnar sus valores en el terreno social. El Derecho Humano, la paz entre los pueblos de toda la tierra, la Libertad, la Igualdad, la Fraternidad: he ahí los preceptos de la Francmasonería Mixta que darán a luz a la justicia, la tolerancia y la solidaridad”

A veces los árboles nos impiden ver el bosque, la fijación en el detalle nos priva de la armonía del conjunto, la excesiva especialización nos impide tener una perspectiva global. Y esto que es así en la vida cotidiana, también puede darse en el devenir masónico.

El rito no es un fin en si mismo, sino un medio, es éste medio del que nos hemos dotado, pero podría ser otro. Lo que pretenden los ritos y los símbolos iniciáticos, es estimular o activar las energías latentes dentro de nosotros mismos.

Lo importante por tanto no seria el gesto en sí mismo, su repetición mecánica, sino su profundo significado, su razón de ser, y es la reflexión sobre esa razón de ser la que nos llevará a utilizar esas energías que se encuentran en nuestro interior.

Constatamos que existen distintas formas de interpretar el ritual y el simbolismo masónicos. Para algunos, masonería significa rito y símbolo, por lo que el ritual es tanto un medio como un fin, pues consideran que como consecuencia de su práctica correcta accederán a la sabiduría de los conocimientos ocultos que encierran estos ritos.

Para otros, el ritual y el símbolo son importantes como método de trabajo, pero no son el fin de la masonería.


Me gustaría aquí citar las palabras de Rodrigo Alemán que me para mi son muy clarificadoras:

“Los rituales y simbolismo masónico siempre tuvieron una presencia en la masonería pero originalmente mucho más accesoria y simple que el que tuvieron luego con el desarrollo de las "masonerías modernas". Así pues, en mi opinión, lejos de identificar con una masonería "antigua" la sobredimensión simbolista y ritualista a la que en algunos casos se ha llegado, la interpreto más bien como un síntoma de la decadencia de una masonería que, de alguna manera, ha perdido su lugar y razón de ser, en el mundo contemporáneo. En sentido inverso, mesurar el papel de lo ritual en masonería, lejos de parecerme una decadencia moderna, me parece una labor necesaria para restituir un sentido más original y completo de la Orden masónica.

Para quienes el rito y el simbolismo lo es todo en masonería, todo lo que no sea ritual y simbolismo es profano. Así, se entiende, que algunos llegan a ver las Constituciones y Reglamentos como algo "político o profano", los debates en logia "como charlas de café" y la práctica de la solidaridad masónica "como cosas de un club de amigos". Para mí, lo digo con claridad aunque con el máximo respeto, quienes así se expresan andan perdidos como masones.”

En la vida masónica, además del símbolo y el ritual hay también ley, palabra y trabajo. La asistencia regular a las tenidas, las aportaciones constructivas de los trazados, la riqueza del debate, el cumplimiento de los deberes masónicos y de los trabajos de las oficialias. Recordar que no es el rito sino la Regla, la que define la Orden masónica y la que ha perdurado, mientras que los ritos han evolucionado y se les han ido añadiendo sucesivas capas.

Señalar que respecto al R:. E:. A:. A:. existen múltiples versiones, pero que su sentido es en primer lugar, hacer cada día mejores masones, es decir, aumentar su cualificación intelectual, moral y sobre todo masónica a través de un trabajo riguroso, progresivo, profundo y esencialmente iniciático; y en segundo lugar, que esos hombres más formados y más masones, es decir, más hombres, impongan con la fuerza de sus ideas y el ejemplo de su conducta, los principios del Rito y de la Masonería en la sociedad profana.

Nuestros trabajos tiene dos líneas, la ritualística, que a través de unas dramatizaciones simbólicas en los diferentes grados, persigue tener una mayor consciencia de las Leyes de la Naturaleza y el Universo, y los trabajos intelectuales, a través de la lectura de un trazado y las posteriores apreciaciones aportadas por los HH:., que persiguen el enriquecimiento de la formación masónica.

En este rito se armonizan el Espiritualismo, el Humanismo y la Libertad, que son las tres columnas que sostienen al Escocismo.

La filosofía Escocista pretende hacer notar su mensaje universalista de libertad y tolerancia frente a todo fanatismo, frente al integrismo religioso y frente al racismo xenófobo, y sus principios como ya he señalado tienden a proyectarse en el mundo profano a través del trabajo y el ejemplo individual que los masones ejercen en su entorno social.

En la esfera intelectual se rinde culto a la inteligencia y a la ciencia, utilizando la razón como vía de acceso a la verdad e introduciendo al hombre en una visión relativista frente a todo fanatismo dogmático.

El rito no es sólo forma sino también fondo. Vaciar de contenido el material del rito, reduciéndolo a una ceremonia formal, supondría una alteración del mismo. La forma no debe nunca sustituir, y menos excluir al fondo, al pensamiento, al contenido profundo y esencial del Rito

A manera de conclusión diré que el verdadero sentido del ritual es de un instrumento que nos sirve para transformarnos, que debemos cuidar y respetar, pero no un fin que nos haga olvidar el autentico objetivo que nos mueve que es el Progreso de la Humanidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El Rito Escocé practicado por el Derecho Humano influido por la corriente racionalista no quiere ser, ni lo pretende, una liturgia revelada perpetuando mecánicamente una Tradición (de ahí su constante vitalidad). Es solamente un útil de trabajo, tradicional ciertamente, en el que se forja una cadena, transmitiendo las adquisiciones, y también un método, pero un útil humano, histórico, que promueve el humanismo y que participa en la Historia.